Isidre Esteve era uno de los más grandes pilotos de motos de todoterreno. El 24 de marzo del 2007, en Almeria, sufrió un accidente que le dejó paralítico de cintura para abajo. Sobrevivió como solo sobreviven los que se lo proponen y luchó para, no solo volver a correr en coche (fue el único parapléjico que acabó el Dakar), sino también mantenerse en forma. "Por si algún día la ciencia me pone al alcance de la mano algún invento que mejore mi complicada situación", dice.

En su carrera, en su pelea, Esteve no ha estado ni un solo día solo. Siempre ha tenido a su lado a su chica, a Lidia Guerrero, que además es su fisioterapeuta. Que Esteve vaya en silla de ruedas no significa que sus piernas, su culo, sus glúteos, estén muertos. Por eso ahora, cuando el doctor belga Pierre Rigaux está a punto de construirle un culotte y un cojín especiales para que no sufra cuando pilota su inmenso y poderoso todoterreno SsangYong por el desierto, por la pradera, por el Dakar, es cuando sus sacrificadas e intensas horas en el gimnasio cobran valor y pueden dar sus frutos.

ULTRASONIDOS

"Cuando está en el coche, el peso de su cuerpo hace que sus glúteos estén comprimidos, la sangre no circula, no fluye, el músculo no se mueve y se producen las llagas, las heridas y, aunque, lógicamente, no siente dolor corre peligro de padecer necrosis", dice el doctor Rigaux, experto en ultrasonidos terapéuticos y fisiología neuromuscular.

Esteve tardó cuatro meses en curarse de las llagas que se hizo en el último Dakar argentino. "Estuve 15 horas diarias sentado en el coche durante 15 días. Mis músculos no trabajaron y me llagué todo el culo, todo", explica el piloto catalán.

No hay posibilidad de que el cerebro envíe orden alguna al nervio y active los músculos, así que la única manera es intervenir directamente en la pierna y provocar esa orden. El invento del doctor Rigaux consiste en analizar los puntos de los glúteos y gemelos de Esteve aún en forma, aún vivos, que permitirán recibir el estímulo externo que hará que la sangre no deje de fluir, manteniendo cierta actividad en los muslos y evitando así la aparición de llagas. "Hemos de probarlo todo. No puedo volver a correr en estas condiciones. O esto funciona, o solo podré participar en carreras de uno o dos días", indica Esteve.

El culotte y el cojín, cuyo diseño permitirá variar la presión en distintos puntos del asiento, lo que hará que la sangre fluya por los sitios de menos presión, estimularán los músculos gracias a los electrodos conectados a una batería que formará parte del salpicadero del coche. "Se trata de recrear externamente las contracciones musculares para mantener cierto riego sanguineo que, sin esta ayuda, no existiría", señala el galeno de Lieja (Bélgica), de 53 años.

"Si no hubiésemos seguido trabajando duro en el gimnasio", explica Lidia, "si no hubiéramos mantenida viva la ilusión, estos avances nos habrían pillado fuera de forma e Isidre no estaría preparado para recibirlos, para intentar ganar, aunque solo sea un pasito, en calidad de vida".

El doctor Rigaux, que todavía no lanza las campanas al vuelo, asegura que Esteve es "el mejor paciente del mundo". Tal vez porque el piloto nunca se ha considera un enfermo. Tal vez.