Trabajar vendiendo libros para poder llevarse a la familia a Africa. Colaborar con algún proyecto solidario o ecológico en Guatemala y conocer el país, o la región, en los ratos libres. Regresar al pueblo de los padres y conformarse con la piscina municipal. Contratar un viaje por Europa en interraíl o planear las vacaciones según las ofertas de última hora. Hacer del "mi casa es tu casa" una forma de viajar e intercambiar hogar para ahorrarse el hospedaje.

Estas son solo algunas de las fórmulas que cada vez más aplican los españoles para poder tener unos días de vacaciones. A los días de playa caribeña les acecha un nubarrón negro llamado desaceleración y un trueno conocido como hipoteca. ¿Están dispuestos los españoles a renunciar a las vacaciones? Por lo que muestran las encuestas, los españoles son muy, muy renuentes a quedarse sin vacaciones y hasta los hay que piden un préstamo (lo ha hecho un 3% de los ciudadanos, según un estudio realizado por Europ Assitance) para poder irse unos días.

Este estudio muestra que un 65% tiene previsto irse de vacaciones, un porcentaje similar al del 2007, pero inferior a otros países como Italia 77%) o Francia (74%). Además, esta encuesta muestra que los españoles gastarán 146 euros menos que en el 2007 y que su presupuesto está por debajo de la media europea: gastarán unos 1.764 euros frente a los 2.200 de la media europea.

Es que para hacer frente a la crisis hay que apretarse el cinturón y hacer ajustes y hasta apaños: se acabaron las escapadas cortas y la mayoría solo saldrá una vez, el destino mayoritario será la costa y menos días.

Otra encuesta, la de Loquo.com, revela que el 88% de los españoles reconocen que la crisis afecta su plan vacacional. Casi el 40% afirman que deberán destinar el dinero que tenía para veranear al pago de la hipoteca; el 22,9% escogerán un destino nacional; un 17,3% afirman que deberán elegir un rumbo más barato y un 10,6% irán menos días.

Sin duda, la situación no es para tirar cohetes, pero siempre están los apaños y las triquiñuelas. "Si uno quiere irse, se va", resume Paulo Jiménez, que llegó a vender libros a domicilio seis meses para llevarse a su familia al Kilimanjaro. Según Loquo.com, un 22% de españoles --la mayoría de entre 19 y 30 años-- buscan en trabajos temporales la fórmula para pagar sus viajes.

Consejos

En los últimos años, cada vez es más común recurrir a un especialista para que enseñe al viajero a reducir gastos. Es que, según los especialistas, vacacionar no tiene por que salir tan caro y hasta los hay que aseguran que se puede viajar con cinco euros al día. Africa Domínguez, diplomada en Turismo, ofreció una charla en Mostra de Turisme de Barcelona sobre cómo viajar con poco dinero. "En lo que más se gasta en un viaje es en alojamiento", dijo.

Partiendo de esta premisa, Domínguez propuso varias opciones entre las que no se encuentran los hoteles tradicionales, sino albergues, cámpings, refugios, bed and breakfast, residencias de estudiantes o recurrir a la opción de intercambiar casa. "Hay muchos albergues dentro de las ciudades, los bed and breakfast cada vez se están poniendo más de moda y las residencias de estudiantes se quedan vacías en verano y alquilan las habitaciones a muy buenos precios", dijo Domínguez.

Otra forma de ahorrar es reducir gastos en transporte. Las opciones son el interraíl, el euroraíl --recorrer Europa en autobús--, viajar como pasajeros en barcos de carga o volar con compañías de bajo coste habiendo mirado el vuelo con antelación. Respecto al transporte aéreo, Domínguez destacó que los días más caros siempre son los lunes, domingos y viernes, por ser vuelos de trabajo. "Los mejores horarios son de madrugada y al mediodía", aconsejó. Otra de las opciones es viajar a pie: "Hay mucha gente que viaja a pie y es algo muy económico; luego te puede costar la vida", bromeó Domínguez.

Sin llegar a extremos surrealistas, recordó la existencia de agencias de turismo joven que hacen viajes alternativos a medida y de agencias especializadas en dar la vuelta al mundo. Y, para terminar, recomendó el libro autoeditado Vagabonding, que Rolph Potts publicó en 2006. Potts viajó por todo el planeta gastando una media de cinco euros al día. "Eso es posible", concluyó Domínguez.