Colectivos progresistas católicos y de cristianos de base mostraron ayer su oposición a la ofensiva de la Conferencia Episcopal Española (CEE) contra las reformas del Gobierno, iniciada el viernes con una campaña contra la eutanasia. El ataque, con manifestaciones a pie de calle, se extenderá en próximos meses al aborto, la clase de Religión y los matrimonios homosexuales.

Para Juan José Tamayo, presidente de la Asociación de Teólogos Juan XXIII, a los obispos les asiste el derecho constitucional de la libertad de expresión, pero la campaña muestra posiciones "claramente numantinas" ante la razonable elaboración de leyes que completen un verdadero Estado laico en España.

"Las movilizaciones no son el procedimiento adecuado. El episcopado intenta compensar su debilidad sociológica, escaso crédito y mala imagen en la sociedad. Este conservadurismo y anacronismo generará más rechazo, más increencia y más actitudes de distanciamiento", pronosticó Tamayo.

Enrique Miret Magdalena, expresidente de la asociación, advirtió de que la Iglesia debe darse cuenta de que no puede determinar, como ocurrió en el pasado, cómo deben ser las leyes civiles. "La campaña contra la eutanasia parece una especie de guerra preventiva, ya que el Gobierno ni siquiera ha abierto el debate", observó Evaristo Villar, teólogo y portavoz de la Federación Española de Cristianos de Base. A su juicio, la ofensiva episcopal traerá una división de la comunidad cristiana y crispará la sociedad española.

"A los obispos se les olvida que el PSOE está legitimado por el voto de los españoles y una mayoría de católicos para legislar y aplicar su programa electoral. La hacen al PP la campaña que no se atreve a hacer".