Tras airear su tesis de que la homosexualidad y la pederastia son comportamientos igualmente condenables y de que existen menores que "desean y provocan" los abusos sexuales, el obispo de Tenerife, Bernardo Alvarez, mudo desde que hizo estas declaraciones al diario La Opinión , recibió ayer una avalancha de críticas.

El prelado fue acusado de "ofender a la dignidad", de utilizar los mismos argumentos que la pederastia y de culpar a los niños de actos en los que solo los adultos tienen responsabilidad. Mientras tanto, la Conferencia Episcopal declinó comentar sus controvertidas palabras.

Quizá el más duro de todos los que reaccionaron contra el obispo fue el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Arturo Canalda. En declaraciones a Servimedia, Canalda pidió al religioso "que deje de utilizar estos mensajes de los niños, porque al final es el mensaje que justifica la pederastia". "Los que creen que la pederastia es algo bueno --añadió-- lo justifican en que son los niños los que dan el consentimiento y los que lo piden o lo autorizan, lo cual es perverso", aseguró.

MITO FRECUENTE Tras el Defensor del Menor, tanto la asociación tinerfeña de gais y lesbianas, que lleva por nombre Algarabía, como la conocida oenegé Save the Children, dedicada a la defensa de los derechos de la infancia, pidieron al obispo Alvarez que retire su "barbaridad". Según esta organización, el prelado echó mano en sus declaraciones "del mito frecuente de que los niños son culpables de los abusos sexuales que sufren".

La polémica llegó incluso a los máximos líderes políticos. Así, mientras el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, rechazó hacer cualquier comentario sobre las ideas del religioso, el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, se definió como "incapaz de entender exactamente" qué es lo que Alvarez había querido decir cuando sostuvo, entre otras cosas, que la homosexualidad "se practica como se puede practicar el abuso de menores".