La fuga radiactiva de Ascó 1 fue más grave de lo reconocido por la central nuclear y esta se lo ocultó al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). A la vista de los nuevos datos recibidos ayer, el organismo de control decidió ayer elevar del nivel 1 al 2 la clasificación provisional del incidente debido "al inadecuado control del material radiactivo" y por proporcionarle "información deficiente".

La sociedad responsable de la instalación será expedientada y se le exigirá la depuración de responsabilidades.

El varapalo a los gestores de la nuclear es considerable. No se trata de que la fuga entrañara un peligro para la población. El CSN se mantiene en su tesis de que las cantidades de material radiactivo que escaparon por los conductos de ventilación no supusieron un riesgo radiológico al no superar los límites reglamentarios. Pero sí fueron muy superiores a las comunicadas por los gestores.

DESDE EL DIA Tan superiores que multiplicaban en cien veces las apuntadas inicialmente. El primer informe del CSN, hecho público el pasado 7 de abril, basado en los datos suministrados por la nuclear, evaluaba en 6,3 microcurios la actividad radiactiva de todas las partículas recogidas.

Con los nuevos análisis conocidos ayer la cifra se eleva a 2,3 milicurios. Pero lo grave no es que la cifra fuera unas cien veces más elevada, sino que "la central nuclear conocía este nuevo dato desde el pasado 9 de abril y no lo comunicó", según explicó el subdirector de Protección Radiológica del CSN, Manuel Rodríguez Martí.

Este responsable explicó que la medición preliminar efectuada por el titular de la planta arrojó esos datos más tranquilizadores, pero la más precisa no la comunicó "pese a haber sido requerida reiteradamente y por escrito".

ESCASA DISPERSION La ausencia de riesgo radiológico se explica, sobre todo, porque el 95% de las partículas peligrosas se hallaron en un radio de 50 metros de la chimenea, y la mayoría de las restantes, en las terrazas de los edificios aledaños, inaccesibles al personal y a la población. La dispersión fue pequeña por el escaso viento que reinó en el momento de la fuga, a partir del 29 de noviembre. En otras condiciones meteorológicas, el material hubiera podido salir al exterior, pero al quedar muy diluido "tampoco hubiera representado ningún riesgo", afirmó Rodríguez.

Al pasar del nivel 1 al 2 en la escala internacional INES, el suceso pasa a formar parte de los más graves ocurridos en España. Solo el de Vandellòs 1 que llevó al cierre de la planta llegó a clasificarse en el 3.

Al nivel 2 solo habían llegado hasta ahora otros dos. El responsable del CSN insistió en que, a diferencia de estos dos casos, el nivel 2 se alcanza no por el peligro para la seguridad, sino "por la gravedad en la ocultación de los datos".

La organización ecologista Greenpeace pidió ayer, tras el anuncio del CSN, "que se suspenda la licencia de explotación a la Asociación Nuclear Ascó-Vandellòs 2 (ANAV) por su actuación ante una situación tan grave". El diputado ecosocialista Joan Herrera también exigió la retirada de la licencia, demandada por los ecologistas.

El titular de la central, la Asociación Nuclear Ascó-Vandellòs, argumentó ayer que los métodos disponibles no permitieron concretar el alcance de los niveles de radiación hasta el sábado pasado, por lo que no pudo enviar la información hasta ayer. En cualquier caso, resaltó que "la baja significación de los niveles radiactivos está contrastada".