La intensa presión policial contra el narcotráfico en el Campo de Gibraltar está dejando en evidencia la impunidad con la que el crimen organizado salda sus rencillas en la vecina Costa del Sol. Las fuerzas de seguridad investigan la muerte de un francés de unos 50 años que fue tiroteado la noche del martes en un aparcamiento en Marbella por unos encapuchados que se dieron a la fuga. Se trata de la cuarta víctima mortal que se registra en la ciudad en menos de un mes y la sexta desde septiembre.

El asesinato se produjo cerca de las 20 horas de la tarde en las inmediaciones de un camping. Fuentes policiales atribuyen lo ocurrido a dos sicarios, que habrían esperado a la víctima en su coche y tras ocultar sus rostros para evitar ser reconocidos, le habrían disparado a quemarropa. Los disparos causaron un gran revuelo en los restaurantes y establecimientos de la zona, pero nadie pudo impedir que los encapuchados se dieran a la fuga por la cercana autovía AP-7 rompiendo incluso las barreras del peaje. El vehículo que usaron en su fuga, de alquiler, fue localizado poco después en llamas.

Hace dos semanas, otro ciudadano británico vinculado con el tráfico de drogas fue tiroteado en el interior de su vehículo en una urbanización en el límite entre Marbella y Mijas, y días antes, un hombre de origen árabe falleció también de un disparo en otra urbanización de Marbella, incidente en el que su acompañante resultó herido grave. Asimismo, a comienzos de noviembre la Policía localizó el cuerpo de un hombre de nacionalidad búlgara y con cuatro disparos en una cuneta.