Es difícil encontrar una mujer que no haya recibido un piropo desagradable y no deseado. O que no haya visto a un hombre dirigirle miradas lascivas. O que no haya sentido que un varón o varios la perseguían por la calle hasta llegar a un lugar seguro. Pese a ello, no hay datos oficiales de cuántas personas sufren estas denigrantes situaciones, dado que la inmensa mayoría no se denuncia, a excepción de los comentarios que muchas de las afectadas hacen en las redes sociales, sobre todo desde que movimientos como el MeToo o el #cuéntalo animaron a las mujeres a no callar por más tiempo y denunciar públicamente las violaciones, abusos y acosos sexuales que padecen.

En este contexto, la oenegé Plan Internacional ha estudiado el fenómeno en cinco ciudades, Madrid, Kampala (Uganda), Sídney (Australia), Lima (Perú) y Nueva Delhi (India). Y su conclusión es que el acoso callejero es algo «sistemático y frecuente», y el «principal riesgo de seguridad» que afrontan las niñas y jóvenes de todo el mundo. De hecho, en la capital de España cuatro de cada cinco participantes en la investigación relató episodios desagradables, entre ellas un elevado 11% relacionados con la masturbación. «Volvía a casa a las tres de la madrugada y me siguió un hombre masturbándose en una furgoneta hasta mi casa», relató una joven de 26 años.

Mientras, otras ponen el foco, además de en el acoso, en la falta de colaboración de la policía: «Al salir del metro tres chicos me han rodeado y seguido hasta casa. Estoy segura de que si no llega a ser porque cogí el móvil e hice que hablaba con alguien y decía que ya les veía por la terraza, me hubieran hecho algo. No avisé a la policía porque seguro que no van a hacer nada».

CAMBIO DE HÁBITOS / En total, en el conjunto de las cinco ciudades analizadas, las jóvenes marcaron 21.200 puntos en distintos mapas, de los cuales 18.752 eran negativos, es decir, el 88%.

Además, la investigación desvela que el 33% de las situaciones desagradables ocurre en la misma zona y que, por ello, el 40% de las afectadas evita pasar sola por ese lugar, llegando incluso algunas mujeres a abandonar su trabajo o sus estudios por la experiencia.

Con todo, solo en torno al 10% de los acosos son denunciados y menos del 30% llegan a tramitarse debido a que, según datos de la organización ONU Mujeres, de los 189 países que han firmado la Convención contra la eliminación de la discriminación contra la mujer, 177 no tienen una legislación específica contra este problema.

LOS PLANES DE MONTERO / Tampoco España, donde solo se penaliza el acoso en determinadas circunstancias y cuando hay un contacto físico. No obstante, la intención de la ministra de Igualdad, Irene Montero, es la de retomar e impulsar la llamada ley del solo sí es sí, que prevé incluir en el Código Penal una pena de multa o trabajos en beneficios de la comunidad a quien «se dirija a una persona en la vía pública con proposiciones, comportamientos o presiones de carácter sexual que, sin llegar a constituir un trato denigrante ni atentado contra la libertad sexual, creen para la víctima una situación intimidatoria».

Mientras tanto, para tener una idea de la incidencia real de esta lacra, Plan Internacional ha puesto en marcha Safer Cities for Girls, una iniciativa financiada por la Unión Europea que pretende recopilar datos sobre el acoso callejero, de nuevo en Madrid, y también en Barcelona y Sevilla.

Para ello, las afectadas únicamente tienen que registrar sus experiencias en una web y los datos se completarán también con opiniones de expertos y un informe con recomendaciones diferentes.