El próximo mes de mayo está previsto que se introduzca un nuevo oso en el Pirineo. Aunque a los responsables del proyecto PirosLife no les vale cualquiera. El nuevo ejemplar tiene que cumplir una serie de exigentes requisitos para poder destronar al todopoderoso Pyros y acabar con los problemas de consanguinidad entre la población osuna de la zona, asegurando así la diversidad genética del grupo.

Buscan un oso joven. De entre 5 y 6 años. Así lo indica Iván Afonso, técnico de Medio Ambiente de Conselh Generau d’Aran, una de las instituciones participantes en este proyecto. "No puede ser mucho más joven, pues sería complicado que le pudiera plantar cara a Pyros. Tampoco mucho más mayor, ya que le costaría adaptarse al nuevo entorno y dificultaría su introducción", apunta. También tiene que ser un animal grande.

Por este motivo a los expertos no les vale cualquiera. “Podría darse el caso de que tuviéramos que introducir más de uno para valorar su evolución y ver si será él o no el elegido”, comenta Afonso. Lo que es seguro es que llegará de Eslovenia. Aunque en este caso no bastará con solo una trampa para capturar al ejemplar en cuestión. Tienen que apostar por otra táctica. “En este caso será necesario esperarlo en alguna zona concreta, por ejemplo, en algún lugar donde suelan comer, y poder valorar previamente si nos interesa o no”, explica. “Buscamos a Pyros 2, pero puede que nos cueste dar con él”, bromea Afonso. Quizá no sea fácil.

EN RETIRADA

La Conselleria de Territori i Sostenibilitat de la Generalitattiene claro que si en mayo no tienen el animal necesario, retrasará la introducción. “Debemos estar seguros de que el oso que soltemos en el Pirineo sea verdaderamente el que necesitamos”, señalan.

No obstante, el presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero, está convencido que la operación saldrá bien. “No tengo ninguna duda de que si todos los exámenes veterinarios son favorables, el nuevo plantígrado no nos fallará”, apunta. Aunque asegura que este no tendrá que luchar para ganar terreno a Pyros, sino a sus hijos. “Pyros está ya muy mayor -supera los 27 años- y ya se ha retirado del escenario amoroso”, comenta entre risas. “El nuevo ejemplar tendrá que medirse ahora con los descendientes de Pyros, que van ganando terreno en la zona”.

El proyecto PirosLife, formado por la Generalitat de Catalunya, el Conselh Generau d'Aran, la Universitat de Lleida y la Fundación Oso Pardo trabaja ahora para coordinar a todos los agentes implicados en la búsqueda del animal ideal.

GANADEROS RETICENTES

El director general de Polítiques Ambientals de la Generalitat, Ferran Miralles, sabe que los agricultores son los más reticentes con el proyecto, por lo que ha asegurado que si es necesario aplicar nuevas mejoras, lo harán. Por ejemplo, agilizar los pagos de las compensaciones en caso de daños.

Sin embargo, los principales afectados aseguran que no es suficiente. Reconocen que si ellos decidieran, no habría osos en el Pirineo, apuntaAntonio Ané, presidente de la Associació de Ramaders de Vaques del Vall d’Aran. Las ayudas que reciben, expone, no son suficientes para costear los daños ocasionados por los plantígrados. En ningún caso les cubren el 100%. “Si nos pagan algo, normalmente es un 50% del valor de la vaca perdida”, afirma. Y cobrar la ayuda no es fácil, prosigue. En todos los casos es necesario demostrar que el animal ha sido atacado por un oso, y “en muchos casos, las instituciones no dejan de poner trabas para no pagar las indemnizaciones”.

Ané, junto al resto de ganaderos, han contabilizado ya 33 osos en la zona. “Empezamos con un par en Francia y ahora tenemos aquí más de 30”, se queja. “¿Cuántos sumaran dentro de diez años?”, se pregunta.

Lo que más le preocupa al sector vacuno, así como al bovino, es que llegue un día en que dejen de cobrar las ayudas, según Ané, por falta de dinero.

El fiasco de Balou

Los especialistas en la introducción del oso en el Pirineo llevan tiempo buscando un sustituto para Pyros. Antes del ejemplar que están a punto de traer de Eslovenia, pusieron todas sus esperanzas en Balou, un joven plantígrado que fue liberado en el 2006 en el Pirineo francés. Era el único de la zona no emparentado con Pyros, el macho dominante y padre y/o abuelo de todos los osos nacidos en el Pirineo central desde 1997.

Pero no pudo ser. A mediados de junio del 2014 fue hallado muerto en Melles (Francia), a unos diez kilómetros de la frontera con el Vall d’Aran. El animal sufrió una caída en una zona rocosa y muy empinada entre el 4 y el 6 de junio. Entonces solo tenía 11 años y teóricamente se encontraba en su plenitud, pero desafortunadamente falleció sin descendencia.