TSti un día los extraterrestres tomaran la decisión de visitar nuestro planeta para conocer de primera mano nuestra idiosincrasia, lo mejor que podrían hacer, para no andar perdiendo el tiempo, es encender la radio y escuchar los debates políticos. La primera lección para extraterrestres podría ser sobre la hipocresía. La semana pasada, en los días posteriores al asesinato de seis militares españoles en El Líbano, estos programas radiofónicos bombardearon al escuchante con información sobre las consecuencias del atentado. Hasta ahí ningún reproche: es bueno que la ciudadanía esté informada de lo que le ocurre a nuestras Fuerzas Armadas. Lo malo es que a continuación los contertulios, después de mostrar su pésame por los sucesos, afirmar compungidos que no se debería hablar de este tema estando los cuerpos calientes y denigrar de paso a los políticos por tirarse los trastos a la cabeza, se dedicaban precisamente a eso: a hacer política defendiendo a los partidos a quienes profesan una mal disimulada afinidad ideológica y afectiva. Algo sobraba ahí. Deberían haberse ahorrado las sentidas palabras de la introducción, o bien abstenerse de hacer política a costa de seis ciudadanos caídos en desgracia (esto último hubiera sido lo ideal). Lo que no es de recibo es estar en misa y repicando. Mientras escuchaba estas tertulias pensaba en los familiares de las víctimas, que no estarían para mucho debate.

Si un día nos visitaran los extraterrestres no tardarían en darse cuenta de que alrededor de cualquier cuerpo caliente siempre se derraman dos tipos de lágrimas: unas, de auténtico dolor, y otras, de cocodrilo.