La posibilidad de tener imágenes accesibles de todo el mundo plantea algunos problemas de seguridad. Un capitán del Ejército de EEUU destinado en Irak, Joshua Thomson, se quejó la semana pasada a la cadena de televisión NBC de que Google Earth podía ayudar al enemigo a localizar sus posiciones. En concreto, el capitán se refería a una base aérea de la que se ofrecían imágenes de hace apenas un año.

El problema viene de que estos mapas, al contrario de los convencionales, no ocultan más enclaves estratégicos que los del Gobierno estadounidense en territorio de EEUU (como las fotos aéreas de la Casa Blanca), lo que ya provocó, por ejemplo, quejas españolas al entender que no se difuminaban edificios oficiales como debiera ser convenientemente. También la agencia nuclear australiana protestó por la precisión de las imágenes sobre una de sus centrales atómicas.