Los padres y hermanos de José Bretón, como era previsible, se han acogido este viernes a su derecho a no declarar ante el tribunal que le juzga por la muerte de sus dos hijos, Ruth y José, en octubre de 2011. Los familiares directos pueden excusar su declaración si su testimonio puede perjudicar al acusado.

El cuñado de José Bretón, José Ortega, que sí tenía obligación de declarar, ha asegurado este viernes que "no me creo" que el acusado matara a sus hijos, pero sí que "es el responsable" de la desaparición de estos. también ha reconocido que desde que el informe del antropólogo forense confirmó que los restos óseos eran de menores, su mentalidad cambió. "Desde septiembre a hoy ya no tengo esperanzas de volver a ver a los niños".

Durante un largo interrogatorio, Ortega ha señalado que pensó antes de septiembre si llegó pensar que Bretón había contratado "los servicios de un profesional que había preparado todo ésto y los niños podían estar bailando en Canadá". Sollozando en varias ocasiones a recordar a sus sobrinos Rut y José, ha ratificado la sensación de sorpresa que tuvo cuando conoció las circunstancias en las que supuestamente se perdieron los niños, andando varios metros por delante de él.

Bretón en Las Quemadillas

Además, dos testigos han asegurado haber visto al acusado en la finca de Las Quemadillas la mañana del día en que desaparecieron los niños y en la noches anteriores, algo extraño porque hacía tiempo que la familia no residía de forma habitual en la vivienda.

A la espera de que declare la cuñada del acusado, los padres y los dos hermanos de José Bretón se han acogido esta mañana a su derecho a no declarar ante el tribunal que le juzga por la muerte de sus dos hijos en octubre de 2011.

Al entrar en la sala, todos ellos se han cruzado la mirada con el acusado, salvo Rafael Bretón, y su madre, Antonia Gómez, que incluso se ha acercado a besarle en dos ocasiones. Ha sido de las escasas ocasiones en que Bretón ha suavizado el rictus de su cara, más relajada que en jornadas anteriores.

También ha prestado declaración el psiquiatra que atendía habitualmente a Bretón, que ha ratificado que fue el quien le recetó las pastillas tranquilizantes "porque conocía su diagnóstico y las obsesiones que tiene" y estimó que le podían tranquilizar. Y ha contado que pensó que, como en muchos otros casos, podía utilizar a los niños para dañar a su exmujer en el proceso de separación.