En la que fue una tarde entretenida, Curro Díaz fue el triunfador al cortar cuatro orejas. Premio tal vez excesivo, posible por que así lo quiso el bonancible publico almendralejense, que cubrió en buena medida los tendidos de sombra, y menos los de sol.

La corrida de Las Monjas, de correcta presentacion y de encaste Juan Pedro, resultó manejable en extremo, salvo el sexto, que totalmente rajado fue el garbanzo negro.

Bonito el toro que abrió la corrida, acapachado de cuerna y con cuello. Se dejó en el caballo y Finito de Córdoba lo llevó tres veces. En manso, tenía buen tranco en banderillas.

Toro muy noble pero de poca raza. Finito es un torero de sabor añejo. Faena en la que primó la suavidad y la torería. Comienzo a media altura, lo llevaba hacia delante y después cuatro series en redondo con la diestra. Le daba tiempos entre pase y pase, pero algunos fueron carteles de toros por la forma que este diestro tiene de componer y de sentir el toreo. Su brazo, largo, abarcaba una embestida de mucha nobleza pero sosota. Después al natural, de la misma guisa, daba tiempos. Tardó en cuadrar al animal y cobró una estocada atravesada. Fuerte petición y saludos.

Estaba hecho cuesta arriba el colorado que sorteó en segundo lugar el Fino. Pitones caídos, tardó pero le cuajó tres verónicas cadenciosas y la bella media verónica. Lances muy personales. Una vara, apretó.

Bellísimo comienzo de faena, por abajo, sujetando al animal. Pronto en redondo, el torero no acababa de sentirse a gusto. Toro de sosa condición y faena de muletazos sueltos. Este diestro no hace de la ligazón un argumento y prefiere el muletazo a su gusto, largo el brazo y movimientos acompasados. Con la espada Finito se iba de la suerte, y arreciaron los pitos.

El lote de Curro Díaz fue el más desigual, chico su primero y grande y basto el quinto. Bajito, acapachado y terciado el segundo de la tarde, Curro Díaz, lo cuajó a la verónica. Lances mecidos, de mucha expresión. Un puyazo, mansote, mostró un buen galope en el segundo tercio.

Toro noble, al que el de Linares sólo toreó con la mano diestra. Comenzó la faena con el pase de la firma y la trinchera. Después en redondo, vertical, muleta grande, series con pases de mucho gusto, lo llevaba y el animal le respondía. Cinco tandas y estocada delantera y desprendida. Dos orejas.

Alto el quinto. Girón, rompía la corrida por arriba y tambien por feo. No se empleó en el capote de Curro Díaz y fue corrido al caballo que guardaba la puerta. Cobró en la segunda vara y se quiso quitar el palo. Manseó.

Inició la faena primero aliviando al animal y después, ya metido con él, tuvo sabor la trincherilla, el pase de la firma y el de pecho. Todo muy compuesto. Después en redondo, muy poco ajuste, componía Curro pero sin emoción. Segunda serie, muy jaleada, de la misma guisa. Al natural, toreo de mucho artificio y poca verdad por ese torear tan poco embraguetado. Vuelta a la diestra, ya el animal con menos fuelle. Estocada, vuelta al ruedo al astado y otras dos orejas.

Bizco del izquierdo el primero de Emilio de Justo. De bonitas hechuras, se movió en el capote pero el torero no acabó de sentirse con él. Apretó en el caballo en una unica vara. Quite por chicuelinas bien trazadas. Galopó el burel en banderillas y prometía.

Brindis a Finito de Córdoba, de torero a torero. Doblones de mucha expresión en el comienzo de faena. Tres series en redondo con la mano derecha, muletazos ajustados y sentidos, con el regusto que este torero imprime a lo que hace. Al natural, subió de tono el trasteo, soberbios los pases de pecho. Faena bien argumentada, con mucha conexión con los tendidos, con temple y ligazón, con quietud, sin un mal gesto, de mucho gusto, pero muy mal rematada con la espada.

A portagayola se fue Emilio de Justo a recibir al sexto, siguió a la verónica con el remate de la revolera. Enseñaba las puntas, se quiso quitar el palo y estuvo a punto de derribar al piquero.

Mas resultó ser un manso de libro, huido a chiqueros. Se lo sacó Emilio de la querencia pero el animal escarbaba con la cara entre las manos. Alguna media embestida amagando y protestando, y poco lucimiento. Se le resistió el triunfo al de Torrejoncillo, que llevó a aficionados cacereños al coso de La Piedad.