El presidente brasileño advirtió en su intervención de que "el absolutismo económico y el fanatismo ciego ignoran los valores morales de la civilización que nos une" y reclamó "más democracia económica, social, cultural y política". El único antídoto contra el hambre es la ética, dijo. Y añadió que los problemas que asfixian a países como el suyo no son una cuestión de economía, por lo que reclamó apoyo a la comunidad internacional. "Es necesario que la comunidad internacional asuma su responsabilidad en la única guerra en la que saldremos todos victoriosos, que es la pobreza", expuso Lula en su discurso.

Para Lula "el desafio del siglo XXI es el hambre y la exclusión social".