Nuestro bolígrafo de la suerte, tocar madera al ver un gato negro, evitar pasar por debajo de una escalera o no ver a la novia con el traje antes de la boda. En nuestra sociedad existen una gran cantidad de supersticiones y creencias que, hasta el más escéptico las ha pensado alguna vez.

Y es que el hecho de que hay cosas que se nos escapan a la razón no una creencia de necios. Multitud de teorías han explicado por qué el intercambio de energías puede influir por ejemplo, en el tarot. Artes adivinatorias que para muchos son una superstición, y sin embargo, para otros son indispensables y elementos que mejoran nuestra vida.

El caso es que, ciertas o falsas, las creencias y las supersticiones funcionan. De hecho, si te pasas horas buscando los calcetines de la suerte antes de una entrevista de trabajo, será porque ya te han dado suerte en otras ocasiones. Si bien es cierto que, estas supersticiones consisten en asignar la causalidad de un éxito o un fracaso a un elemento que no tiene nada que ver, también es verdad que si nos ponemos los calcetines de la suerte, la seguridad en la entrevista de trabajo nos hará ganar bastantes puntos.

Además, también es cierto que no hay absolutamente nadie libre de estas supersticiones o creencias. Podemos razonar y pensar que no es cierto, pero en algún momento ilusiones de causalidad han inundado nuestra cabeza, o hemos consultado el horóscopo diario gratuito. Se trata de pensamientos de los que nadie se libra.

La respuesta es bastante sencilla: el ser humano está hecho para buscar causas, y cuando no las hay, nos las inventamos. La creencia de que algo nos proporciona buena o mala suerte puede ser muy fuerte, creando una ilusión de control que suele ser falsa. Pero no importa, porque necesitamos creer que en medio de todo este caos, nosotros tenemos algo que decir.

Lo que está claro es que, si existen las supersticiones es porque han sido adaptativas. Esto quiere decir que, funcionan para algo. Puede ser que, nos den esa seguridad que deseamos, o que nos hagan dormir más tranquilos por la noche. También puede ser que en ocasiones sea la única opción que tenemos. Pero sea lo que sea, nos funcionan.

El caso del tarot

Si hablamos del tarot podemos hacer ciertas diferencias a no derramar la sal. Son creencias que no tienen mucho que ver en principio, pero las une una lucha contra la razón, que hace que unas a otras se contagien mala fama.

Por lo que respecta a las cartas del tarot, existe una creencia popular de que el tarot sirve para adivinar el futuro. Se trata de una creencia realmente atractiva. Si pudiéramos saber lo que nos va a pasar, podríamos adelantarnos y tomar mejores decisiones.

De esto trata precisamente el tarot, y por eso miles de personas acuden a videntes para poder mejorar sus vidas. Se trata de una especie de terapia que, pretende ayudar a las personas a encontrarse mejor con ellas mismas a la vez que les aporta herramientas para conseguir una mayor calidad de vida.

Lo cierto es que, si bien la ciencia siempre va en contra de estas creencias, hoy, con el tarot la cosa cambia. Existen evidencias científicas de las energías que se crean y de cómo puede haber una explicación para el tarot.

Los símbolos del tarot conectan con nuestro cerebro. A veces nos provocan reacciones físicas, otras sentimos rechazo… pero siempre se conecta con nuestra sensibilidad. Son símbolos que están escritos por las primeras civilizaciones y que, era una forma de transmitir cultura y conocimientos. Y es que, la baraja del tarot es de todo menos absurdo.

El problema de las estafas

Y si hablamos de tarot y de supersticiones, no podemos dejar a un lado lo que suponen las estafas. Mucha gente se aprovecha de la vulnerabilidad de las personas que creen en estas cosas para conseguir algo de ellos. Se trata de un arma de doble filo, que hace que se cree mala fama por un lado, y que mucha gente desesperada se enganche, por otro.

Se trata de un mal que, las personas que desean conocer su futuro deberán de tener en cuenta. Hoy en día, por Internet, es fácil conseguir referencias de cualquier vidente. Lo único que tenemos que hacer es buscar referencias por la Red.

Por otra parte, otra cuestión que nos ayudará a distinguir a un estafador de un verdadero profesional será su actitud. Los videntes de verdad no dejarán lugar a dudas en sus interpretaciones, serán claros, directos y no se andarán con rodeos para alargar las sesiones. Además, serán amables y empáticos. Se trata de cualidades que pueden hacer que se distingan los buenos de los malos videntes.