El Parlamento Europeo aprobó ayer el nuevo reglamento sobre el registro, la evaluación y la autorización de 30.000 sustancias químicas fabricadas o importadas en la UE. El reglamento, conocido con sus siglas en inglés, REACH, fue aprobado por amplia mayoría --529 votos a favor, 98 en contra y 24 abstenciones-- después de tres años de negociaciones y una suavización de los contenidos para aliviar los costes para la industria. Los Verdes e Izquierda Unitaria Europea, con el apoyo de numerosas organizaciones ecologistas, se pronunciaron en contra.

Frente a la actual multitud de regulaciones, la norma establece un sistema único para medir la peligrosidad y autorizar las sustancias de todo tipo --del champú al líquido de frenos del coche-- en volúmenes superiores a una tonelada al año. La principal novedad del reglamento es que desplaza la carga de la prueba sobre la seguridad de cada sustancia de la Administración a la industria. Para ello, prevé la creación de una agencia con sede en Helsinki donde las empresas deberán demostrar la seguridad de sus productos, con requisitos más o menos exigentes en función del volumen de producción y el riesgo potencial.

Ahora bien, el acuerdo final, negociado entre el Parlamento y la presidencia del Consejo de la UE, ya no obliga a la industria a desarrollar alternativas para las sustancias de toxicidad probada en un plazo de cinco años, como reclamaba la Eurocámara en su primera lectura. El texto les permite mantener en el mercado esas sustancias cancerígenas, persistentes o bioacumulativas si demuestran que están "controladas adecuadamente".