Manuel Perera, el último eslabón de la muy prolífica Escuela Taurina de la Diputación de Badajoz, debutó ayer con picadores y lo hizo para abrir la puerta grande de un coso con tanta historia como el de Olivenza. Tras dos faenas de distinto planteamiento, pues diferentes fueron los dos novillos que sorteó, paseó una y dos orejas, respectivamente, plasmando un concepto del toreo en el que se juntan el valor pero también un oficio bien aprendido. Con nuestro paisano alternaron el toledano Tomás Rufo, novillero muy cuajado, que tiene un concepto clásico del toreo, y el mexicano Diego San Román, valiente ante un lote poco propicio para el lucimiento.

Bajito, largo de cuello, era un dije el tercero, de El Freixo. A la verónica, primeros lances de Manuel Perera con los del castoreño. Se dejó en el caballo y lo mejor con el capote del joven torero fue el quite por tafalleras y los remates a una mano, con un farol de cara ejecución.

Perera se puso de rodillas en el tercio para, sin más, torear en redondo. Primera serie ligada y de pie otra con la diestra de mano muy baja. Bien colocado, insistió sobre la diestra y después al natural. Torero con un concepto claro de quietud, colocación y torear embraguetado, bajando la mano y dejando la tela puesta. Faena muy larga y exigente a un buen novillo, al final en la corta distancia. Estocada caída por lo que el presidente no atendió la petición de la segunda oreja.

Astifino, enseñaba las puntas el sexto. Un novillo bien hecho, que embistió rebrincado al capote de Manuel Perera. Manso, se dolió y se defendió en banderillas, casi descompuesto.

De rodillas inició Perera la faena. Consentía a un toro complicado pero le corría bien la mano. En novillero ante un toro muy desclasado, ponía todo el torero en cada pase, que pronto fueron de uno en uno y al final en la corta distancia con un arrimón de mucha verdad.

Tomás Rufo cortó una oreja al segundo de la tarde, de la Peregrina, vacada propiedad de Antonio Ferrera. Era un burraco terciado, armado en delantero. Lances de recibo muy bien tirados, muy a compás. Buen tranco del animal en banderillas.

Inicio de faena de hinojos en los medios, llevaba al burel en redondo con la diestra. Después al natural, encajado, mano baja, belleza y mando en su toreo. Con la diestra, serie muy rematada, vertical pero naturalidad puesta en escena. Faena de menos a más, como tiene que ser, en la que primó un acusado sentido del temple, muy ligada, le dejaba la muleta puesta en la cara, manoletinas finales. Un buen novillo y un novillero muy prometedor, con un concepto clásico del toreo y ya muy hecho técnicamente.

De Talavante el quinto, casi un toro por su cuajo, acapachado de pitones y bien hecho. Verónicas de recibo, de compás abierto y un punto desiguales.

Doblones de inicio del novillero, algunos mirando al tendido. En redondo, buena primera serie, ligada, con profundidad y ligazón. Achuchón en la segunda, siguió en tandas intensas por ambos pitones, llevaba largo al buen novillo del torero extremeño. Mal con el descabello, saludó.

Al mexicano Diego San Roman le toco la más fea. Un primero de Juan Albarrán, manso por rajado, con el que solo pudo pegarse un arrimón junto a tablas. Y un cuarto de José Luis Iniesta, el mejor presentado de la tarde, de bonitas y runidas hechuras, reservón en su comportamiento y ante el que el torero mostró un valor de muchos kilates.

Entretenida la novillada de Olivenza, siendo muy de aplaudir el dar oportunidades a los que empiezan, en los que desde el futuro y que ayer no defraudaron.