A veces resulta inútil obviar la primera máxima de la ley de Murphy: "Todo lo que es susceptible de empeorar, empeorará". Cuando todo el mundo en Mallorca había asumido a regañadientes la ausencia en la alineación de la 24 Copa de Rey-Agua Brava de vela del príncipe Felipe --entregado a colmar de atenciones a su mujer, embarazada de cinco meses-- y de la infanta Cristina --dedicada a la misma noble tarea, pero con Irene, su hija recién nacida--, la muerte del rey Fahd de Arabia Saudí dio al traste con la participación de Juan Carlos en la primera etapa de la regata.

MONARCA SAUDI A pesar de la noticia del fallecimiento de Fahd, a primera hora de la mañana, el dispositivo de seguridad resultaba más que evidente en los alrededores del Club Náutico. Así que todo indicaba que el Rey embarcaría tal como estaba previsto en el pantalán junto con el resto de la tripulación del barco que patronea.

Un par de horas más tarde, los fotógrafos tomaron posiciones. Nadie quería perderse la aparición de Juan Carlos, que marca el arranque de una de las regatas más importantes del Mediterráneo. En ese momento, llegó la comitiva. Pero la imagen acabó como el final de la película de Luis García Berlanga Bienvenido Mr. Marshall.

Algunos creyeron vislumbrar en el interior de uno de los vehículos la silueta del Rey. Sin embargo, resultó ser el armador del Bribón, Josep Cusí, con quien el soberano guarda cierto parecido, quizá por los años compartidos en alta mar. La ausencia de Juan Carlos se hizo oficial. Un portavoz de la Casa del Rey explicó que, tras la muerte de Fahd, el Rey decidió quedarse en su despacho en contacto con las autoridades saudís y el Gobierno, por lo que el Bribón (a la derecha) partió sin él

EL NIETO DE CONSTANTINO La estampida real fue ayer casi general. La Reina (abajo, a la izquierda, con su cuñada Ana María) y la infanta Cristina (abajo a la derecha) viajaron por la mañana a Barcelona para conocer al tercer hijo de Alexia de Grecia, la hija de Constantino, hermano de Sofía. Tanto la Reina como la infanta aseguraron a la salida de la Clínica Teknon que la madre "está muy bien" y que el recién nacido es "muy guapo".

El pequeño Carlos, hijo de la princesa y del arquitecto canario Carlos Morales, empezó el día con la visita de su abuela materna, la reina Ana María, y sus hermanas, Arrietta, de 4 años, y Ana María, de 2. El rey Constantino fue a conocer a su séptimo nieto tras la sobremesa. Hoy la familia cumplirá con la ceremonia ante los fotógrafos de la vuelta a casa para regresar después a Lanzarote, lugar de residencia de Alexia y su marido.

El niño llegó al mundo con medidas regias (3,76 kilos y 52,5 centímetros). Y, puesto que los padres no quisieron conocer el sexo del bebé, supuso "una sorpresa grata" --en palabras del padre-- que fuera finalmente un varón.