Las cerca de cuatro toneladas de cocaína que la Policía Nacional y la Guardia Civil, en colaboración con la Administración para el Control de Drogas (DEA) de EEUU, han localizado en el Puerto de Valencia llegaron ocultas en seis contenedores que transportaban mercancía muy diversa como folios, sacos de azúcar, pulpa de piña e incluso el armazón de un autogiro.

Esta operación, anunciada este jueves, se ha denominado Crankbrook Marchica, se saldó con once detenidos, la mayoría españoles (salvo dos holandeses y un costamarfileño), y los investigadores destacaron que personal del Puerto de Valencia, con acceso a determinadas instalaciones, hacía uso de sus privilegios o los facilitaba a terceros para acceder y recuperar diferentes partidas de droga.

Las primeras investigaciones se iniciaron el pasado abril, en pleno estado de alarma por la pandemia que aprovecharon las organizaciones latinoamericanas para «incrementar su actividad de cocaína a Europa» al pensar que las estructuras policiales estarían «con la guardia más baja».