Se sitúa este territorio en el suroeste de la provincia de Badajoz, de orografía ondulada, con unas 165.000 hectáreas aproximadamente, limitando con los Llanos de Olivenza al norte, la provincia de Huelva al sur, Tentudía al este y Portugal al oeste. En concreto los términos municipales que forman parte del mismo son quince, pertenecientes a varias comarcas administrativas: Jerez de los Caballeros, Oliva de la Frontera, Zahinos, Valencia del Mombuey, Villanueva del Fresno, Higuera de Vargas, Alconchel, Cheles, Valle de Santa Ana y Matamoros, Barcarrota, Salvaleón, Salvatierra de los Barros y Fregenal de la Sierra.

Se trata de una zona de extensas y cerradas dehesas de encinas y alcornoques, así como algunos eriales y cultivos de regadío. El hábitat más representativo es la dehesa, acompañado de matorrales, ríos y arroyos, así como cultivos diversos. Con unas altitudes que van desde los 150 metros a 800 metros a nivel del mar, destacan Peña Utrera (815 metros), Sierra de Salvatierra de los Barros (800 metros) y Sierra de San José (785 metros Los cursos fluviales más importantes son los ríos Ardila, Alcarrache y Godolid.

El clima es mediterráneo con influencia atlántica. Siendo las temperaturas en invierno bastante suaves, y alcanzando en verano algunos días más de 41 grados. Las lluvias son moderadas, existiendo cambios bastantes bruscos de unos años a otros.

La mayoría del territorio está dominado por grandes fincas rústicas, con pocos propietarios en comparación a tanta superficie. El uso del suelo se dedica principalmente al aprovechamiento ganadero, destacando el porcino y bovino, también algo de ovino y caprino, así como la explotación del corcho y recursos forestales.

La vegetación arbórea más abundante es la representada por las series de quercíneas, destacando encinas y alcornoques, con una muy superior presencia de las primeras. En enclaves localizados y próximos a macizos serranos se da el quejigo, mientras que el castaño, especie rara en estas latitudes, se circunscribe a los términos de Valle de Santa Ana y Matamoros.

La fauna es muy amplia y representativa. Las especies de aves existentes supera las 150, entre las que caben citarse la cigüeña negra y blanca, la primera con una importante presencia reproductora y destacables concentraciones postnupciales; búho real, cárabo, milano real y negro, culebrera europea, aguililla calzada, busardo ratonero, cernícalos primilla y vulgar, buitre negro y leonado, arrendajo común, rabilargo y abubilla. De águila imperial se tienen avistamientos recientes, con lo que no habría que descartar la reproducción de al menos una pareja en la zona.

Entre los mamíferos destacan el zorro rojo, gineta, gato montés, comadreja, nutria y el muy abundante jabalí, que en muchos casos se hibrida de forma espontánea con el cerdo, por la existencia de numerosas explotaciones porcinas en régimen extensivo. La herpetofauna incluye especies como el lagarto ocelado, culebra bastarda y de escalera, rana verde, sapo común y corredor, tritón ibérico, gallipato...

La Junta de Extremadura calificó a este espacio como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), que afecta sólo a una parte de la superficie adehesada de los términos de Jerez de los Caballeros, Villanueva del Fresno y Zahínos. También forma parte de este entorno el recientemente declarado Corredor Ecológico y de Biodiversidad del Río Alcarrache.

PROBLEMATICA AMBIENTAL

Los problemas ambientales más graves de este espacio son la sobrecarga ganadera y la poda abusiva para extracción de leña y carboneo. Tampoco podemos ignorar la abundancia de canteras abiertas en distintos puntos para la extracción de granito.

Otro problema surgido hace unos años, es el fenómeno de ´la seca´. Además del impacto paisajístico de las canteras a cielo abierto, resulta notorio el provocado por las líneas de alta tensión existentes, siendo preocupante la línea proyectada de 400 KV, que unirá la subestación de Balboa, en Jerez de los Caballeros, a la frontera portuguesa, la cual cruzará y partirá en dos el corazón de las Dehesas de Jerez. Bien se le podría cambiar la metáfora literario de El bosque sagrado , por la de El bosque eléctrico .

No podemos olvidar que precisamente la correcta explotación de la dehesa es la demostración más clara de lo que se ha venido a llamar "desarrollo sostenible".