Para investigar, hay que empezar "por un hilo". Después, "tirar de él" y ver qué sucede. El siguiente paso es "emular al santo Job" y armarse de paciencia. Hay casos que se resuelven en horas. Otros, en años. Bien lo sabe Lorenzo M., el máximo responsable del grupo de localización de fugitivos de la Dirección General de la Policía (DGP). Su departamento nació en el 2004. Desde entonces, han detenido a 268 huidos de la justicia. Uno cada tres días. Trabajo no falta.

El inspector Lorenzo --cuyo apellido no se facilita por razones de seguridad-- tiene una decena de agentes a su cargo. Su cuartel general está en el complejo policial de Canillas (Madrid), donde tienen una oficina inundada de placas policiales de otros países y fotos de prófugos. Algunos son prácticamente imposibles de encontrar. Por ejemplo, James Bulger, uno de los diez fugitivos más buscados por el FBI y cuya recompensa asciende a la friolera de un millón de dólares. El pasado verano, los estadounidenses advirtieron a España de que Bulger --que ha participado en 18 asesinatos-- podría estar en Mallorca. "Fue imposible. Igual que buscar una aguja en un pajar", comenta Lorenzo.

COLABORACION El nombre de Bulger, sin embargo, no está ahora en el listado de tareas pendientes del grupo de fugitivos. El departamento sólo se dedica a buscar a prófugos nacionales o extranjeros que están en España y Bulger ya se marchó si es que alguna vez estuvo. Actualmente, la lista de los asuntos pendientes incluye más de 300 nombres.

Hace pocas semanas, con el objetivo de conseguir la "colaboración ciudadana", los agentes distribuyeron las fotos de los 15 más buscados, entre los que hay cuatro españoles. Sus casos no están cerrados. "Tarde o temprano cometerán un error. Y, entonces, les pillaremos", subraya el inspector.

Ni Lorenzo ni ninguno de sus agentes pasa mucho tiempo calentando silla en la oficina. Lo suyo, más bien, es la calle. En su "interminable" jornada laboral, el primer paso es recibir información de la policía española o internacional. Ellos son los primeros en avisar de la existencia en España de delincuentes con órdenes de búsqueda y captura. "Si la unidad de inteligencia criminal nos da el visto bueno y nos dice que esa persona no está siendo investigada, nos ponemos manos a la obra", comenta el inspector.

Una vez que los agentes ponen las esposas al delincuente, el trabajo está finiquitado. "No tenemos que demostrar su culpabilidad", afirma.