"Cerrado por brutalidad policial". Así de explícito se mostró ayer el dueño del bar Selva La Bari, en el centro de Sevilla, que se convirtió en el escenario del único incidente tras la entrada en vigor de la ley antibotellón en Andalucía.

El dueño del local, Manuel, y otros tres clientes han presentando una denuncia por la desproporcionada reacción de la Policía Local, ya que afirman que no hacían botellón y simplemente "se asomaron a la calle con los vasos en la mano al escuchar cómo los agentes desalojaban la zona". Cinco personas resultaron heridas, entre ellas un agente.

Según consta en el acta de cierre del local, la Policía Local precintó el establecimiento --de pequeñas dimensiones-- porque había constatado "la dispensación de bebidas alcohólicas para consumir en el exterior". Alegaron además que se incumplía la nueva normativa, en vigor desde el pasado jueves, ya que 30 personas estaban fuera del bar --"una concentración pública", según justificaron los afectados-- "bebiendo y perturbando la convivencia ciudadana". El Ayuntamiento de Sevilla pidió calma a los agentes y "diálogo" para disolver las concentraciones.