El proceso de demolición de las fincas sentenciadas de las calles de Conca de Tremp, 6 y pasaje de Calafell, 6 y 8 se alargará un mínimo de cinco semanas, dos más de las previstas, debido a los graves daños estructurales que los arquitectos detectaron en los edificios.

"Están peor de lo que nos esperábamos y hemos procedido a apuntalar las escaleras para ofrecer la máxima seguridad a los trabajadores", explicó el arquitecto responsable del derribo, Carles Buixadé.

La Generalitat se disculpó ayer ante los vecinos por no haber suministrado directamente la información de los derribos a los afectados. "Que alguien ha fallado no llamando familia por familia es un error del cual pido públicamente disculpas", afirmó el consejero de Obras Públicas, Joaquim Nadal, ayer a la SER.

La previsión inicial de los técnicos era acometer el derribo "de tres pisos en tres pisos", pero ante los riesgos que presentan las fincas y la necesidad de apuntarla las escaleras, el proceso se hará a partir de ahora piso a piso, como mínimo en las plantas superiores. "Asumimos los retrasos que pueda haber para garantizar al máximo la seguridad de los trabajadores", matizó Buixadé, durante los primeros trabajos --retirada de uralita-- para el derribo manual de los tres edificios. En esta fase inicial, los operarios llevan trajes especiales y mascarillas para evitar la inhalación de partículas de amianto, al tiempo que utilizan un fijador para combatir el desprendimiento de estas partículas tóxicas.

Para evitar al máximo los impactos provocados por la caída de escombros, los técnicos instalarán hoy una gran grúa en el solar donde se produjo el primer socavón, que permitirá elevar contenedores hasta la altura de los pisos derribados. Las fincas colindantes son, aseguran, "absolutamente recuperables".