En Toronto no se ven mascarillas ni controles, ni siquiera se respira intranquilidad, pero desde ayer está incluida en la lista de ciudades no recomendables como destino turístico. La neumonía atípica ya no es sólo un peligro en Asia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió ayer por primera vez que una ciudad fuera de China, en el lejano y próspero Canadá, merece ser incluida en la lista de áreas en cuarentena a las que es preferible no viajar "salvo si es esencial". El mismo consejo preventivo, que durará al menos tres semanas, lo extendió también a dos nuevos destinos chinos: la capital (Pekín) y la provincia de Shanxi.

Pese a que la indignación se apoderó de las autoridades de la mayor ciudad canadiense, ayer mismo se confirmó la muerte de otra persona a causa del síndrome respiratorio agudo (SARS), con lo que el número de víctimas mortales en la provincia de Ontario es ya de 16.

"Como en el caso de Hong Kong y Cantón (desde el 2 de abril también se recomienda no viajar), estas áreas tienen ahora una alta magnitud de la enfermedad, un gran riesgo de transmisión local --fuera de los trabajadores de salud-- y han estado exportando casos a otros países", dijo David Heymann, jefe de enfermedades contagiosas para la OMS.

CANADA, INDIGNADA

La percepción de la crisis es muy distinta en los despachos de las autoridades canadienses, que ayer reaccionaron con indignación a la recomendación realizada desde Ginebra. Con congresos y conferencias internacionales anuladas, el sector turístico amenazado y las primeras advertencias sobre el costoso impacto que el SARS va a tener en la economía local, la ira se personalizó en una rueda de prensa del alcalde de Toronto, Mel Lastman. "¿Quiénes son, cuándo han venido aquí, con quién han hablado, qué hospital han visitado? A los responsables de la OMS los quiero aquí mañana --dijo indignado--. Miren fuera, miren a los niños jugando, miren a la gente yendo a trabajar, miren los centros comerciales. Si es seguro vivir aquí, es seguro venir".

No fue el único en considerar desproporcionada la recomendación de la OMS.