Se acabaron las opciones en Nueva Orleans. Empujado por unas insoportables condiciones de insalubridad que empeoran por segundos y, tras cinco muertes relacionadas con el cólera en zonas afectadas por el Katrina , el alcalde, Ray Nagin, ordenó ayer la evacuación obligatoria de las entre 5.000 y 10.000 personas que se calcula quedan aún en esta ciudad, convertida en una bomba de relojería tóxica. Algunas autoridades estatales de Luisiana han cuestionado su autoridad para dictar una orden de ese calibre, pero Nagin ha sido tajante: "Lo voy a hacer. Tenemos que sacar a la gente".

"No quiero hacer ninguna declaración que sugiera que me estoy rindiendo, pero la situación en la ciudad es muy volátil. Hay mucha gasolina en el agua, escapes de gas y, para colmo, incendios. Si esos factores se unen, que Dios nos bendiga. No sé qué va a pasar", resumió los peligros de una ciudad donde sólo podrán permanecer los equipos de emergencia y el Ejército. Las autoridades sanitarias han alertado contra cualquier contacto con el agua. Ayer ya se empezó a recoger a gente de las calles, que fue evacuada por aire. La orden es "forzar el desalojo de todas las personas".

EJERCITO A LA ESPERA Los militares no son los encargados de ejecutar esa orden, una misión que recae en las fuerzas de seguridad y que no se aplica en Algiers, un distrito en la orilla este del Misisipí. Sin embargo, el Ejército está preparado para participar si lo solicitan el alcalde y la gobernadora, Kathleen Blanco, según ha confirmado el general Michael Fleming, uno de los mandos de la Guardia Nacional.

Eran patrullas del Ejército las que ya el martes recorrían a pie las calles de Nueva Orleans buscando ciudadanos y apuntando sus nombres y direcciones. Como en Thalia Street, donde Andrew Foucks y Sarah Beth Wallflower, dos músicos callejeros, jugaban al ajedrez refugiados en un porche. Ella pensaba marcharse el viernes. El esperaba que el fin de semana su padre llegara con una medicación que necesita. Ninguno de los dos podrá aguantar allí. Tampoco podrá resistir más su vecino, el sacerdote español Justo Agudo, que restaba importancia a una situación crítica. "Estáis hablando muy apocalípticamente. Yo miro a mi alrededor y sólo veo tierra seca", decía el capuchino, que se quedó para proteger la iglesia de Santa Teresa de Avila.

En esta misión de rescate y evacuación, lo que no se ha alcanzado aún es el extremo de negar agua y provisiones a quienes aún se empeñan en quedarse, aunque ésa fue una opción que barajaba como acción disuasoria la Guardia Nacional. Fue el alcalde Nagin quien la rechazó.

EPIDEMIAS Los riesgos evidentes para la salud en toda la zona afectada por el Katrina se confirmaron el martes desde el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta. Cinco personas han muerto (cuatro en Misisipí y una, evacuada de Nueva Orleans, en la ciudad de Tejas) víctimas de la vibrio vulnificus , una bacteria similar a la del cólera pero más benigna.

Ante las terribles condiciones ambientales y sanitarias de la ciudad, todos los policías y bomberos que recorren las aguas que aún cubren el 60% de Nueva Orleans tienen que ser vacunados contra hepatitis, cólera, tifus, tétanos y difteria.