El empeño del concejal del PP de Mérida Luis María González de abrir un albergue para los peregrinos que van a Santiago de Compostela por la Vía de la Plata ha dado sus frutos. Y así, este recinto, en el antiguo molino de Pancaliente de la capital extremeña, al borde del río Guadiana, se ha convertido en un edificio alabado por los 1.300 peregrinos que han pasado por sus instalaciones desde que se inauguró hace ahora un año.

Esto es lo que dicen al menos los peregrinos que estampan su firma y hacen un comentario en el libro de registro del albergue, cuidado con esmero por el hospitalario voluntario Valentín Malpartida. "Hablan maravillas del albergue y de Mérida", señala este emeritense.

Entre sus cualidades: estar en el centro de Mérida y al lado de un parque "con el que se quedan alucinados en primavera y en verano". De lo único que se quejan es de la información de los folletos, donde sólo viene el albergue municipal, situado en el polígono industrial El Prado, lo que crea confusión.

El albergue, gestionado por la asociación de Amigos del Camino de Santiago, cuenta con 12 camas, agua caliente, servicios y una cocina, "las mismas prestaciones que un hostal, aunque ahora voy a poner una hucha para comprar una estufa, afirma Malpartida, que reconoce que en invierno no hay muchos peregrinos. Pero a partir de marzo, el goteo es constante. Alemanes y franceses, son los extranjeros que más hacen el camino.

Entre los españoles, son los catalanes los que más utilizan este lugar para hacer un alto en el camino. Pero por aquí han pasado personas de toda raza y condición social. "Los hay de todas las clases sociales, ricos y pobres, incluso han pasado por aquí gente de la Casa Real muy allegada al Rey", aunque no quiso desvelar los nombres, "sólo te puede decir que era un grupo de cinco personas".

Con su inauguración, el ayuntamiento buscaba potenciar la Vía de la Plata como una ruta alternativa de su a norte, al camino tradicional francés del Camino de Santiago, y para hacer de la capital extremeña uno de los principales puntos de paso de estas rutas hacia Galicia. Los números parecen demostrar que la intención ha pasado a ser una realidad, ya que por el albergue pasan más de un centenar de personas de media cada mes.

La inversión municipal de 6.000 euros en su día parece que ha surtido efecto, si bien en marzo del pasado año el consistorio emeritense cedió la gestión por cinco años a la Asociación de Amigos del Camino de Santiago, que cobra un precio simbólico de 3 euros a los peregrinos, que a cambio, disponen de los servicios mínimos como cocina, agua caliente y aseo. Los que se alojen en el albergue pueden pasar una noche, salvo los enfermos, que permanecerán el tiempo necesario hasta que su salud les permita continuar.