En una pareja hay varios pilares imprescindibles para que funcione a medio y largo plazo. Se habla de la comunicación, de tener intereses comunes o de pasar tiempo juntos, de todo aquello que se hace con el otro y se comparte. Sin embargo, no tenemos en cuenta esos momentos donde el otro no está. El tiempo a solas, estar con los amigos o los momentos de ocio no tienen que estar relacionados con la pareja o con echarla siempre de menos, pese a que la creencia popular es que cuando estás enamorado debes estar siempre pendiente de la pareja. Este mito puede hacer que la relación sea tóxica y dependiente en varios momentos, sin que ninguno lo pretenda.

Cuando no estamos con nuestra pareja, buscamos el contacto a través de otros medios, como escribirnos o llamarnos. Parece que, si no lo hacemos, nos estamos olvidando y desatendiendo al otro. Las conversaciones pueden llegar a ser forzadas y nuestro tiempo a solas o de ocio tampoco se llega a disfrutar del todo. Estamos en dos sitios a la vez sin estar en ninguno. Tenemos que tener en cuenta que la pareja también necesita desconectar plenamente y que eso no hará que se termine, sino que se intensifique y disfrute más.

A veces solo

Cuando estamos con otra persona nos invaden numerosos miedos. No sabemos si lo estaremos haciendo bien, si arrastraremos errores pasados o si nos podrán abandonar. Como el miedo acaba por crecer, llegamos a cometer una serie de actos que se convierten en hábitos y que no tienen los resultados esperados. Uno de esos miedos se relaciona con la necesidad de estar pendientes siempre del otro por temor al olvido. Nos vemos obligados a escribir con más frecuencia o, incluso, forzar las conversaciones. Es ahí donde no escuchamos lo que nosotros podemos necesitar, desatendemos nuestras necesidades o podemos agobiar a la pareja. Acabamos logrando lo contrario a lo que pretendíamos sin ser conscientes de ellos.

Si queremos terminar con nuestro miedo, mejorar la relación y aprender a disfrutar solos, tenemos que seguir los siguientes puntos, logrando desconectar de la pareja, dando a cada uno el espacio necesario:

1. Evalúa

Antes de nada, intenta llevar un registro durante un par de días de todas aquellas acciones forzadas o llevadas por el miedo, como hablar en numerosas ocasiones a lo largo del día. Mira lo que te hace sentir y los miedos que puede haber detrás.

2. Mejora la calidad

Con el registro anterior podemos observar cómo nos hemos centrado en la cantidad. Esto no funciona, por lo que una mejor estrategia sería reducir muchos de los contactos para que ganasen en profundidad y calidad. Si, por ejemplo, hablamos tres veces al día por teléfono, podemos establecer la costumbre de hablar solo una y que sea un momento para compartir con el otro.

3. Qué quiero yo

El registro también puede hacernos ver cómo hemos abandonado muchas de las cosas con las que antes disfrutábamos o que ahora hacemos sin interés. Podemos ver una película pero con el móvil en la mano o hemos dejado de quedar con amigos. Es hora de retomarlo y dejar el móvil a un lado en esos momentos.

4. Miedo

El miedo es el mayor motor en estos casos, llevándonos a la desesperación y a encadenar errores. ¿Por qué tenemos miedo al abandono? Esa inseguridad es nuestra y no está relacionada con cuántas veces al día hablemos con nuestra pareja. Ya existía antes de que nos conociéramos.

Superar nuestros miedos, escuchar a nuestras necesidades o centrarnos más en la calidad que en la cantidad son claves que debemos seguir para una desconexión de la pareja. Esto no implicará que con el tiempo el amor muera, sino que se gane en profundidad y en una mejor relación.

* Ángel Rull, psicólogo.