Bajo la cubierta, envuelta en plástico y látex para burlar a los perros especializados, la policía encontró ayer 1.400 kilos de cocaína de gran pureza en el buque de bandera panameña Romios, amarrado en el puerto de El Musel, en la localidad asturiana de Gijón.

La operación antidroga culminó con la detención de toda la tripulación de la embarcación: el capitán, de nacionalidad alemana, y otras diez personas, naturales de Venezuela. Otras cuatro personas cayeron después en un chalet en Guadalajara como presuntos integrantes de la red de distribución.

Un total de 42 fardos con cocaína estaban ordenadamente apilados bajo la cubierta, si bien una pequeñísima parte (cuatro kilos) fueron encontrados en un camarote. Las cuidadas envolturas hicieron que, la tarde del lunes, el registro mediante perros especializados fuera infructuoso. La cocaína descubierta tiene un 90% de pureza.

El buque Romios, dedicado al transporte de chatarra, cubría la ruta entre Puerto Cabello (Venezuela) y Hamburgo (Alemania). Recaló en el puerto gijonés el pasado domingo para hacerse con provisiones. Cada fardo contenía alrededor de 50 ladrillos, palabra utilizada en argot policial para definir un kilogramo.