Las investigaciones realizadas por Francisco Rica, miembro de la Agrupación Astronómica de Mérida, han dado un resultado espectacular para el mundo científico, el descubrimiento de cinco nuevas estrellas del tipo conocido como enanas blancas, uno de los tres tipos de muerte que puede tener una estrella.

Para este descubrimiento, Francisco Rica partió del estudio de una lista de 300 estrellas cuya excepcional velocidad especial fue descubierta por astrofísicos que trabajaban en Chile y en EEUU en 1999. Analizó la energía que estas estrellas emitían y la velocidad a la que se movían en el espacio y se dio cuenta que estaba ante estrellas llamadas enanas blancas no descubiertas por nadie.

"Se trataba de un estudio básico", afirma Rica, "por lo que empecé a analizarlo a través de páginas especializadas de internet con imágenes, artículos de investigación y catálogos, instrumentos con los que se puede hacer un trabajo de investigación sin necesidad de telescopios". Este trabajo reveló más información que al final permitió encontrar estas cinco estrellas.

La distancia que nos separa de estas estrellas es tal que su luz tarda en llegar a nosotros 750 años para la estrella más lejana "y son Fórmulas 1 del cielo, ya que se mueven a altas velocidades de hasta 1.000.000 de kilómetros por segundo pudiendo dar una vuelta a la tierra en solo dos minutos".

Según explica Rica, al igual que los seres vivos, las estrellas tampoco viven eternamente y cuando les llega su momento mueren, "lo que sucede tras varios episodios de enormes explosiones al quedarse sin su combustible, que es el hidrógeno y el helio, sin los cuales no pueden producir energía".

Estas explosiones convierten las estrellas en gigantescos objetos gaseosos decenas de veces más grande que el sol, "que explotan violentamente expulsando gran parte de su masa al espacio, lo que provoca que se reduzcan de tamaño tanto que llegan a ser comparables al de la Tierra, pero con un peso tan elevado que si pudiéramos coger una cucharada de estas estrellas pesaría toneladas. Este será el futuro de nuestro sol dentro de unos 5.000 millones de años", afirma.

"Además, tras las explosiones, tienen una luminosidad bastante débil, por lo que no son fáciles de encontrar", y llega un momento que desaparecen de los telescopios, "formando un cementerio cósmico", explica Rica.

Este tipo de descubrimiento realizado por un aficionado no tiene precedentes en el mundo, por lo que la Agrupación Astronómica de Mérida es, posiblemente, la primera entidad no profesional en descubrir este tipo de objetos.

La investigación de estas estrellas ha sido publicada en la revista astronómica más prestigiosa de España.