La Guardia Civil detuvo el martes al dueño de un cortijo de Alpujarra de la Sierra (Granada) donde el día 23 aparecieron los cadáveres de dos jóvenes senegaleses, ante la presunta comisión de un delito contra el derecho de los trabajadores, al descubrir que supuestamente los tenía sin contrato desde septiembre. El arrestado está en libertad provisional.

Según informó ayer el instituto armado, el detenido fue quien alertó de que dos jóvenes subsaharianos, «a los que había dado cobijo en su cortijo por el mal tiempo dos días antes», habían «aparecido muertos en uno de los dormitorios donde también halló un cubo metálico que contenía ascuas aún encendidas». Los cuerpos no tenían ningún signo de violencia y la autopsia confirmó que los dos hombres fallecieron por inhalación de humo.

El Equipo Territorial de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Órgiva se hizo cargo de la investigación y el mismo día 23 localizó a un hermano de los fallecidos en Roquetas de Mar (Almería), quien identificó los cuerpos y explicó que los tres habían estado trabajando para el detenido recogiendo tomates y habichuelas hasta el día anterior a la aparición de los cadáveres.

Los investigadores descubrieron que fue el hermano y no el propietario del cortijo el que halló los cadáveres sobre las seis de la mañana y que el patrón le dijo que «debía marcharse a Roquetas, ya que si se quedaba la Guardia Civil lo devolvería a Senegal».

El arrestado reclutó al primero de los hermanos en junio, pese a que este le avisó de que estaba irregul. En septiembre le preguntó si conocía a alguien que quisiera trabajar también para él y este le habló de sus dos hermanos, que estaban en la misma situación. Según la Guardia Civil, trabajaban 10 horas al día por 45 euros por jornada, dinero del que luego «descontaba alojamiento y comida».