Ana María Sánchez, de 37 años, fue hallada muerta el pasado jueves en un pozo de Villena (Alicante). Horas antes, la Guardia Civil había arrestado en Caudete (Albacete) a su excompañero sentimental y a la actual pareja de éste, que, además, era sobrina de la fallecida.

Tras confesar el crimen, los detenidos explicaron a los agentes dónde se encontraba el cadáver de la mujer, que estaba desaparecida desde el 18 de julio. El asesinato eleva a 41 el número de mujeres muertas a manos de sus parejas o ex en lo que va de año.

Ana María y su excompañero, José M. C., de 50 años, tenían tres hijos en común: un niño de 12 años y dos mellizos, un niño y una niña de 8. Los tres están en un centro de acogida de Castilla-La Mancha. La pareja, que vivía en Caudete, estaba separada desde mayo. Ese mes, la mujer interpuso una denuncia por malos tratos contra José, según explicó ayer el subdelegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, José Herreros. El 21 de julio, la asistenta social denunció que Ana María no se había presentado al juicio por maltrato, previsto para el día 19 de ese mes.

A raíz de la denuncia de la asistente social, la Guardia Civil comenzó a investigar el posible paradero de la mujer. Los agentes, después de que su excompañero les dijera que Ana María había ido a visitar a unos allegados, interrogaron a los familiares de la mujer en varias localidades de Murcia, Albacete y Alicante, pero no la encontraron.

Los presuntos asesinos estaban viviendo juntos. Fuentes de la investigación explicaron que cada uno echó la culpa del asesinato de Ana María al otro. Finalmente, José confesó que el cadáver de la mujer se encontraba en Alicante.