La Dirección General de Tráfico (DGT) ha empezado a remitir a los conductores españoles millones de etiquetas adhesivas de colocación voluntaria que acreditan el grado de emisiones contaminantes de su vehículo, una medida indispensable para que los ayuntamientos puedan establecer medidas de control -premiar a los más limpios o seleccionar los modelos que no pueden circular, por ejemplo- en las ciudades que tengan problemas con la calidad del aire.

Tras el envío de las etiquetas para coches eléctricos, en marzo, e híbridos, en junio, ahora le ha llegado el turno al gran contingente de coches de categorías B y C, que engloban todos los turismos de gasolina matriculados a partir del 2000 y diésel a partir del 2016, así como todos los de más de ocho plazas con independencia del año. Los distintivos, que llegan por correo ordinario, se recomienda adherirlos en la parte inferior derecha del parabrisas para permitir su visibilidad.

A LO LARGO DEL 2017

La primera remesa de la DGT está formada por unos 4,3 millones de etiquetas para vehículos de categoría B y C matriculados en las provincias de Madrid, Barcelona, Granada, Sevilla y Valencia, áreas metropolitanas que concentran los problemas de mala calidad del aire en España. Los envíos continuarán en el 2017 con el resto de provincias.

Como destaca la propia DGT, se ha optado por incentivar los vehículos más ‘saludables’ en lugar de criminalizar a los más contaminantes. "Los titulares de los vehículos más antiguos y contaminantes no recibirán distintivo ambiental", insiste. Uno de los problemas es que las etiquetas se han ceñido exclusivamente al año de fabricación, y no a la cilindrada del vehículo.

Por ahora no está previsto obligar a etiquetar, aunque no hacerlo puede suponer no gozar de las posibles ventajas. A efectos prácticos, aunque varía mucho según el municipio, los coches que disponen de una etiqueta 0 (eléctricos) o Eco (híbridos o propulsados por gas natural, entre otros) ya se benefician de algunas ventajas como son la posibilidad de aparcar de forma gratuita en las llamadas zonas azul y verde, así como circular por el carril bus-VAO con independencia del número de pasajeros y gozar de descuentos en los peajes de autopistas.

Además de muy visibles, las etiquetas son una solución barata y sencilla para municipios sin grandes recursos, pero la DGT avala que se complemente con otros sistemas como la lectura automática de las matrículas, como ya se hace en Madrid para prohibir el acceso de los no vecinos a determinadas zonas del centro.

La clasificación de los vehículos mediante etiquetas emana del Plan Aire, un programa de acción para mejorar la calidad ambiental de las ciudades españolas, especialmente Barcelona y Madrid, que todavía incumplen las normativas europeas. Los criterios para clasificar los turismos son el resultado de un trabajo encabezado por la DGT en el que han participado los ayuntamientos de Madrid y Barcelona y la Generalitat de Cataluña, entre otros organismos, así como especialistas en calidad del aire de diversos centros científicos.