Paquita Morgado Gómez es una de las iconógrafas más representativas de la región. Se aprecia nada más pisar el museo que tiene en su pueblo, Monroy. Su dedicación y esfuerzo han llevado a lugareños y foráneos a contemplar la belleza de sus obras de arte, realizadas siguiendo técnicas antiguas. Hace ocho años que abrió su particular espacio artístico con el objetivo de mostrar a sus paisanos su colección especial "porque el icono tiene unas reglas estéticas que le confieren cualidades distintas a otros estilos, con una pintura plana y una perspectiva invertida", explica.

--¿Cómo empieza a pintar iconos?

--Mis viajes por países que pertenecieron al Imperio Bizantino me permitieron conocer la devoción que el pueblo siente por algunos de iconos y su valor bíblico y teológico. Las técnicas antiquísimas empleadas en su elaboración también me interesan. Además recibí clases de un pintor de iconos griego que decoró la capilla ortodoxa de Madrid... Todo ello valió para implicarme cada vez más en la pintura de los iconos.

--¿Qué destaca de este arte?

--Su criterio estético y su gran espiritualidad. Los primeros entroncan con la pintura actual por la tendencia que se originó en Rusia de incorporar el arte medieval en las grandes corrientes artísticas; y el segundo se identifica con el alma del pueblo ruso.

--¿El icono es solo pasado?

--Creo que tiene plena actualidad. El mundo de hoy tan volcado en la técnica es el que más necesita este tipo de pintura, porque el icono no es lo que se ve a simple vista, encierra mucho más. El iconógrafo antes de empezar a plasmar la figura o escena recita una oración en la que pide a Dios que guíe su mano a fin de que pueda pintar lo mejor posible la divinidad. De alguna forma Dios participa de forma activa en cada uno de los iconos.

--Abrió el museo hace ocho años...

--Se inauguró en el 2002 y no han dejado de acudir visitantes. El primer año fue un trasiego continuo y casi todas los vecinos vinieron. Con el tiempo se ha ido conociendo cada vez más fuera. Este tipo de pintura no es fácil de entender por su simbología y por ser un arte no muy extendido en occidente, pero de vez en cuando nos visita gente con un interés especial. No hace mucho vino al obispo de Coria-Cáceres, Francisco Cerro.

--¿Acoge siempre las mismas obras?

--Se está renovando continuamente. Mi dedicación es constante y con frecuencia encuentro iconos que por su belleza o temática me parecen interesantes de pintar.