El municipio de Alcázar de San Juan, en Ciudad Real, simbolizó ayer lo peor del temporal en el centro de España: barrios anegados por completo, 500 vecinos desalojados, carreteras cortadas y, sobre todo, una enorme balsa, de 15 metros de ancho y cerca de un millón de metros cúbicos de agua, que durante todo el día amenazó con desbordarse y entrar en las calles de esta localidad de 30.000 habitantes. Por fortuna, no fue así. El dique que de forma natural conforman las vías del tren contuvo el líquido.

"El dique nos ha salvado", comentó el edil de Seguridad Ciudadana, Ramón Méndez. De no ser por estas paredes, nadie sabe lo que hubiera ocurrido aquí ayer, en una jornada que convirtió buena parte de Castilla-La Mancha en un enorme charco e hizo que las comunicaciones ferroviarias que conectan Madrid con Almería y Jaén continuaran suspendidas por segundo día consecutivo. El servicio entre la capital española y Albacete, la Comunidad Valenciana y Murcia, en cambio, quedó restablecido a última hora de la tarde.

La balsa que mantuvo a Alcázar de San Juan bajo la espada de Damocles estaba formada por agua proveniente de las montañas de la vecina Campo de Criptana, que también sufrió enormes pérdidas a causa del temporal. Los ayuntamientos de ambos municipios anunciaron ayer --un día definido por la organización agraria ASAJA como "la mayor tragedia en la historia del campo de Castilla-La Mancha"-- que solicitarán la declaración de zona catastrófica. El Consejo de Ministros, por el momento, aprobará hoy un decreto ley de ayudas para paliar los daños causados en viviendas, infraestructuras y cultivos.

REGRESO AL PRINCIPIO "Tengo que empezar de cero", explicó Antonio Ramos, propietario de una tienda de marcos que ayer solo era fango y desperfectos. Como la mayor parte de los vecinos, Ramos fue desalojado de madrugada de su vivienda --"que también está arruinada", dijo--, se marchó a casa de unos familiares y, a primera hora de la mañana, miró por la ventana y pensó que lo peor había pasado. La noche había sido "frenética, de locos", pero entonces el cielo estaba medianamente despejado. Su esperanza duró poco. A las 7.30 horas volvió a caer agua y no paró hasta llegada la tarde, momento en el que los afectados de Alcazar pudieron volver progresivamente a sus hogares con ese sentimiento de rabia e impotencia que suelen traer consigo las catástrofes naturales.

Estas últimas lluvias, sumadas a las de días antes, dejan un recuento de daños de entre 1.500 y 2.000 casas afectadas en mayor o menor grado. Todo esto sin contar los perjuicios a la agricultura, que, según Asaja, ascienden a 160 millones de euros en toda Castilla-La Mancha, pues alrededor de 200.000 hectáreas de cultivos están afectadas al 100%.

En cuanto a los usuarios de Renfe que tenían billetes para viajar en trenes suspendidos, la compañía les ha ofrecido cambiar las fechas o canjearlos.