La última película presentada en la jornada final del festival de Sitges, antes del maratón de filmes proyectado ayer, fue Frágil , el regreso de Juanma Bajo Ulloa tras siete años de ausencia relativa. El cineasta está de acuerdo en que su última película se puede definir como un cuento envenenado. El protagonista masculino es un actor famoso que intenta conjugar la honestidad de planteamientos con su condición de estrella del espectáculo. ¿Un alter ego de Bajo Ulloa?

"Yo soy cada uno de mis personajes. Por eso en mis películas no hay malos ni buenos, todos tienen sus razones. Y eso también lo traslado a los personajes secundarios", responde a este diario a la mañana siguiente del preestreno en España de Frágil .

El realizador se muestra contento de la acogida, no sólo por los aplausos que suscitó la proyección, sino porque "no hubo ni una sola escena que no funcionara, en cuanto a las reacciones del público, tal como la había imaginado", comenta.

Siguiendo el hilo anterior, asegura que es una tarea casi imposible compaginar la honestidad con el negocio del espectáculo. "No se puede cumplir el deseo de ser honesto porque necesitas que te halaguen. Eso les pasa a directores y actores. Y es que trabajas en una profesión que tiene mucho de farsa".

UN VIEJO PROYECTO Frágil es un viejo proyecto. Se le ocurrió en 1996, después de haber hecho su segundo largometraje, La madre muerta. Lo dejó de lado. "No quería otra película tan personal e intimista y preferí hacer una de encargo como Airbag ", precisa.

Uno de los elementos sorprendentes de Frágil es un reparto en el que no hay actores conocidos. "Como la película es una propuesta sobre la honestidad tenía que ser consecuente: producción independiente y sin caras conocidas, para que los espectadores se creyeran a los personajes de un cuento". Un planteamiento poco cercano a la rutinaria tónica general de la industria. "Yo hago experimentos. No me gusta reincidir en lo que he hecho antes. Mi próximo filme no tendrá nada que ver con Frágil ". El casting de la película se desarrolló en Barcelona, Madrid y Nueva York. La protagonista (Muriel) es andaluza y el principal personaje masculino (John G. Rubin) es de Washington.

La escena final, algo inesperada, la tenía clara desde el principio. "Es un final con polémica. Me gusta que la gente hable del final cuando sale del cine. Es una escena en la que cada espectador tendrá una percepción diferente y viene a demostrar que no todo es como aparenta", afirma con sonrisa malévola. Lo cierto es que nadie puede esperar de Bajo Ulloa una historia almibarada sobre el amor eterno, a pesar de las bellas y engañosas imágenes iniciales sobre la vida campestre y el dibujo, tan bien trazado, de una muchacha inocente, ingenua e íntegra.

Tras el fiasco de El Capitán Trueno , proyecto que se quebró tras año y medio de preparación por desacuerdo con la productora, Bajo Ulloa no permaneció inactivo: hizo teatro (Pop Corn), publicidad, animación digital y reflexión personal. "Tengo dos premisas: seguir haciendo un cine personal y estar abierto para aceptar encargos, algo que lamentablemente no suele interesarme".

Tras pasar por el festival de El Cairo donde, según Bajo Ulloa, el filme conectó con el público, Frágil se estrenará a comienzos de año, distribuida por On Pictures. Con una impecable factura y la vigencia de su estilo tan personal, la película tiene unos momentos de alto calado, como una memorable conversación de los personajes femeninos.