Adaptar un quirófano a la cirugía endoscópica supone dirigir a través de sensores electrónicos todos los acontecimientos que ocurren en la mesa de operaciones. Lo ideal, y lo más caro, son los quirófanos inteligentes, que permiten controlar la presión de los

órganos internos del enfermo, su respiración y temperatura a través de pantallas táctiles que el cirujano corrige con su voz o simplemente rozándolas con un dedo. Así es el quirófano del Clinic de Barcelona.

El precio de este quirófano supera los 150.000 euros (25 millones de pesetas), pero los cirujanos que lo utilizarán aseguran que, en poco tiempo, consigue abaratar su actividad.

En las intervenciones cardiacas, la endoscopia evita abrir el tórax y detener el corazón del enfermo para someterlo a una circulación sanguínea extracorpórea, ya que de otra forma el bisturí le provocaría algún tipo de hemorragias.

Con el cateterismo interno, el paciente mantiene su ritmo cardiaco durante la operación y su traumatismo es mucho menor.