Acercar la hora oficial española a la que marcaría un reloj solar pintado en una pared sería beneficioso para el funcionamiento fisiológico y anímico de los ciudadanos, siempre que procuraran concentrar su actividad laboral, las comidas y el ejercicio físico en las horas de luz natural, y se fueran a dormir al llegar la noche. Aunque eso resulta imposible en una sociedad que nunca se detiene, la simple aproximación de la hora oficial a la de la iluminación solar ya supondría una mejora para los ritmos biológicos de los españoles, coinciden los cronobiólogos consultados.

La cadencia infalible con que el sol sale y se pone todos los días es el factor más constante de la naturaleza y la principal referencia que utiliza el cuerpo humano para regular sus funciones. Esto es así, incluso cuando la hora oficial de un país no se ajusta a la latitud horaria que marca el ciclo solar, como ocurre en tres cuartas partes de España: todo el territorio menos Cataluña y parte del Levante. Un eventual cambio de hora oficial, incorporar el huso de Greenwich, advierten no obstante los especialistas, no será suficiente para conseguir que los escolares vayan a clase sin sentir fatiga y somnolencia, o que los adultos recuperen la capacidad de concentración mermada por las horas nocturnas que, en lugar de dormir, se desvelan ante el televisión o el ordenador.

"Nuestro reloj biológico, un grupo de células cerebrales situadas en el hipotálamo, se pone en hora con la luz del sol, y de no ser por el ciclo que marcan el día y la noche, tenderíamos a retrasarnos entre 20 y 40 minutos diarios", explica Juan Antonio Madrid, profesor de Cronobiología en la Universidad de Murcia, uno de los máximos expertos españoles en el tema. "Cada día nos acostaríamos y nos levantaríamos más tarde", dice.

Comer de día

El sueño, la vigilia, el apetito, el buen humor, la fuerza muscular, la temperatura corporal, la actividad mental y la cifra de leucocitos de que dispone el sistema inmunitario para defendernos de las infecciones, o del cáncer, están regulados por ciclos de 24 horas: unas funciones se activan con la luz del día --mejor humor y actividad mental, más fuerza muscular-- y otras por la noche, la secreción de las hormonas que definen el crecimiento, por ejemplo. Todo sucede bajo la influencia de la luz del sol. "Si España adoptara el huso horario de Gran Bretaña ese cambio nos podría ayudar a acostarnos antes por la noche, lo que nos permitiría dormir las horas adecuadas --añade Madrid--. España es el país de Europa donde se duermen menos horas y eso afecta al resultado escolar, a la productividad laboral y, sobre todo, a la salud".

La hormona melatonina, un potente antioxidante que retrasa el envejecimiento, solo se produce durmiendo y en ausencia de la luz solar. Protege frente al cáncer de mama y propicia el sueño, pero su secreción se detiene cuando el cuerpo no descansa en la oscuridad. Y lo mismo ocurre con la hormona cortisol, que regula los estados de estrés. "Dormir las horas que el cuerpo necesita, y hacerlo durante la noche previene contra la diabetes y la obesidad", prosigue el profesor Madrid, que colabora con unidades de trastornos del sueño de varios hospitales.

Los glúcidos y los hidratos de carbono siempre es preferible tomarlos por la mañana, apunta Trinidad Cambras, cronobióloga y profesora de la facultad de Farmacia en la UB. "Por la mañana, hay más cantidad de insulina en la sangre y los hidratos se aprovechan mejor --indica--. Todo se metaboliza mejor cuando hay luz".

Ambos especialistas coinciden además en lo pernicioso que es estar sujeto a turnos de trabajo nocturnos -- "la OMS los define como potencialmente cancerígenos", señalan-- unas rotaciones que apenas se beneficiarían de la incorporación de España al huso horario de Greenwich.