Un niño que precisa pagar un tratamiento para curar su cáncer, una familia que requiere mantas o un calefactor para el invierno, un perro abandonado, una cuota de hipoteca que se retrasa y puede derivar en un proceso de desahucio, un pozo para conseguir agua potable en un país africano... Las causas que promueven las plataformas web de micromecenazgo son múltiples pero muy concretas. Y si son cercanas y tienen nombre, mejor.

"Son un complemento para algunas campañas, sobre todo para conseguir material que de otro modo nos es difícil: una nevera, un microondas... o también para necesidades muy concretas que no podemos financiar de otra forma, como un pase de transporte o un ordenador", explica Marta Mendoza, de Bona Voluntat en Acció, una oenegé que trabaja con personas desfavorecidas en el Poble Sec de Barcelona.

La clave, según coinciden las entidades consultadas, es que los proyectos sean "limitados en tiempo, esfuerzo y presupuesto", resume Olga Garcia, responsable de comunicación de Fundació Arrels. La oenegé que trabaja con personas sin hogar recaudó a través de crowdfunding para su cena anual de Navidad. "Nosotros no mostraríamos a alguien para conseguir dinero porque no es nuestro estilo, pero todo es legítimo", añade.

"Una campaña tiene que estar planificada y bien explicada", resume Juan Mendez, de Microdonaciones.net. "Lo importante es conseguir masa social, que el proyecto te lo dé a conocer alguien o que lleguen referencias al donante por varias partes. Es más fácil donar para editar un