Tan conocido por su trayectoria empresarial --fundó Grúas Docu en Cáceres-- como por la faceta solidaria que le ha llevado a participar en varias asociaciones a lo largo de sus 63 años. Jesús Domínguez se siente 100% realizado desde que hace tres meses accedió a la presidencia de la Hermandad de Donantes de Sangre de Cáceres, a la que pertenecía "desde hace 30 años y 125 donaciones", explica.

--Usted fue monaguillo antes que fraile.

--Hice la primera donación con 18 años y me sumé a la puesta en marcha de esta hermandad cuando la sangre se compraba y se vendía. Entonces íbamos con nuestro coche por los pueblos, pidiendo las donaciones, aunque antes teníamos que mentalizar a la gente de lo importante que era donar. Era una tarea muy difícil.

--Eso ha cambiado mucho

--Ha cambiado en el sentido de que entonces decían "viene el tío de la sangre" y ahora eso no sucede. Además de que hay un banco regional de sangre a través del cual se puede responder ante cualquier necesidad, y en el que se funciona con la premisa de que el enfermo nunca debe estar esperando la sangre, es la sangre la que debe esperar al enfermo. Siempre.

--¿Somos ahora más solidarios que entonces?

--En líneas generales sí, sobre todo cuando vivimos situaciones límite, como los atentados de Madrid del 2004 o un accidente dramático. Pero nos cuesta hacer pequeños gestos, que al final son los más importantes. La excusa siempre es que no hay tiempo y yo digo que sí que lo hay. Debe haber tiempo para donar lo que un día podemos necesitar. Donar debería ser una obligación moral para todo el mundo, una obligación como ciudadanos.

--Y a quién le cuesta más.

--A los jóvenes. Y es importante que se impliquen más, porque los donantes habituales se están haciendo mayores y no pueden donar, por lo que necesitamos que los suplan gente joven. Tengo mucha esperanza en ellos, pero hay que saber hacerles llegar el mensaje y creo que por el momento algo falla. Si no conseguimos llegar a ellos sí podemos tener un problema en el futuro.

--¿Cómo llegar a los jóvenes?

--Hay que transformar la necesidad de empujarles a donar en un acto voluntario. Cuando hace 30 años concertábamos las charlas ya había que procurar que no coincidiera con el fútbol. Hoy además todos los partidos de fútbol tendríamos que esquivar mil cuestiones más para poder hacerles llegar el mensaje de que la hora que inviertes en donar es una de las mejor remuneradas porque vale una vida.