Horas de preguntas sin respuesta. Antoni Guirado y Ramon Ullastre, los supuestos cerebros del secuestro de la farmacéutica de Olot Maria Angels Feliu, se defendieron ayer con el silencio.

"Guardaré silencio. Sólo contestaré a mi abogado", le comunicó Guirado al fiscal nada más empezar el interrogatorio. "Me niego a contestar", dijo, por su parte, Ullastre, quien, automáticamente y en varias ocasiones, añadió la coletilla de "con todos mis respetos". El derecho penal español permite que los acusados no respondan en los interrogatorios. Pueden incluso mentir y no acusar a sus familiares directos. Los tres acusados que declararon ayer, en la segunda sesión de la vista oral celebrada en la Audiencia de Girona, hicieron uso de estos derechos.

Guirado, expolicía local de Olot, sólo contestó a su defensa, al igual que Ullastre, el guarda forestal de Sant Pere de Torelló. Su mujer, Montserrat Teixidor, se desdijo ayer de las acusaciones que había vertido contra Ullastre en la instrucción.

Pero el fiscal, ajeno al desaliento y al mutismo de sus interlocutores, no decayó y formuló las preguntas previstas. Pese a que los acusados no abrieron la boca, el fiscal logró ensamblar un relato coherente de lo que, en su opinión, sucedió durante el secuestro, a base de preguntas que quedaban flotando en el aire y de la lectura de las declaraciones durante la instrucción. La petición de escuchar la grabación de varias conversaciones telefónicas intervenidas acabó de dibujar el hipotético devenir de los hechos.

El fiscal se empeñó en recordar a Guirado y a Ullastre que, a lo largo de las primeras declaraciones, habían reconocido su participación en la planificación y ejecución del secuestro de la farmacéutica.

ATAQUE DE ANSIEDAD

Antes de que Guirado --con peluca y barba postiza-- pudiera contestar, Xavier Bassa, sentado en el banquillo, tuvo que pedir permiso al presidente del tribunal para abandonar la sala, aquejado de un ataque de ansiedad. Lo solucionaron 10 miligramos de Valium y un descanso. Pero la sesión, de seis horas ininterrumpidas con un solo descanso de 15 minutos, no se suspendió y el expolicía local de Olot tomó otra vez la palabra.

"Estaba muy nervioso, tenía mucha presión y yo sólo quería vomitarlo todo y sacármelo de encima porque me estaban presionando", contestó ayer Guirado a las preguntas de su abogado.