EL REINO UNIDO endureció ayer las penas contra las personas que hablen por móvil mientras conducen. Las nuevas directrices publicadas por la Fiscalía del Estado británico establecen que utilizar el teléfono inalámbrico, ajustar el sistema de orientación GPS o escuchar a través de auriculares un reproductor de MP3 será considerado conducción peligrosa, una infracción que está penada con hasta dos años de cárcel. Londres ha tomado esta decisión tras detectar que muchos automovilistas desobedecen la esta prohibición pese a que recientes estudios han demostrado que esto incrementa cuatro veces el riesgo de accidentes. Además, quienes causen alguna muerte en la carretera podrían exponerse a cadena perpetua.