Apenas una docena de autores españoles vivos pueden alardear de tener su obra traducida a la mayoría de idiomas con hábitos de lectura incorporados a sus culturas. Este reducido número resume las dificultades de la literatura castellana para acceder a otros mercados, especialmente el anglosajón, endogámico y con prioridad absoluta para sus propios escritores. En síntesis, España importa bastante más literatura de la que exporta y los países más accesibles para su narrativa son Alemania, Francia y Grecia, por este orden.

La traducción es poco menos que una operación mercantil entre tres partes --autor, editorial y agente literario--, que no queda registrada en ningún organismo público o privado. Averiguar qué obras en castellano se publican fuera exige que editoriales y agentes aporten esa información, tarea no siempre fácil.

Ese seguimiento autor por autor apunta a Eduardo Mendoza y Bernardo Atxaga como los autores de las novelas más traducidas, a 23 idiomas; el primero, con La ciudad de los prodigios , y el segundo, con Obabakoak . Ambos tienen otras obras con un alto número de traducciones, pero son Miguel Delibes y Arturo Pérez-Reverte los novelistas que más obras --17 y 12, respectivamente-- tienen publicadas en otros países. Una novela de Arturo Pérez-Reverte, La tabla de Flandes , se puede leer en 22 idiomas, entre ellos, japonés, coreano, portugués, ruso y chino. Casi todos los títulos de Delibes se han traducido, pero, por lo general, sólo a lenguas europeas.

El reducido club de autores españoles vivos más traducidos lo integran los cuatro citados más los 10 siguientes: Almudena Grandes, Manuel Rivas, Javier Marías, Manuel Vázquez Montalbán, José Carlos Somoza, Jesús Moncada, Javier Cercas con Soldados de Salamina (12 idiomas), Lucía Etxebarría, Juegos de la edad tardía (10 idiomas) de Luis Landero y Quim Monzó. Las edades de Lulú , de Grandes, se puede leer en 21 idiomas. La obra Camí de sirga , de Moncada, en 12.

La tarea de vender en el extranjero recae, básicamente, en los agentes literarios y los subagentes en el extranjero, si bien cada vez son más frecuentes las editoriales que crean oficinas para estos menesteres. Todo depende de cómo determine el novelista los derechos de autor.

CUESTION DE PRESTIGIO

Salvo excepciones, las traducciones son más una cuestión de prestigio que de dinero. La forma de pago en el extranjero es similar a la que se aplica en España: adelanto por las ventas --entre 1.000 y 6.000 euros (166.386 y un millón de pesetas)--, y porcentajes por las reediciones, que suelen ser escasas. De esos importes, el editor se lleva un porcentaje en torno al 40%; el agente, un 15%, y el resto, el autor.

Para un novelista que aspira a vender en el extranjero la primera traducción es siempre la más difícil. Cruzar la frontera del castellano o el catalán y acceder a otros idiomas es más fácil cuando se ha colocado un primer título si el autor tiene calidad. Las ferias son el mercado al que editoriales y agentes llevan sus catálogos.