Recibieron 20 balazos y murieron casi en el acto. Los guardias civiles de Tráfico Juan Antonio Palmero Benítez, gaditano de 29 años, y José Antonio Vidal Fernández, asturiano de 31, cayeron fulminados a las seis de la tarde de ayer en la circunvalación de Castejón (Navarra) por las ráfagas de metralleta de unos delincuentes a los que trataban de dar el alto.

El Ministerio del Interior barajó toda la tarde la posibilidad de que fuera un atentado de ETA, el primero tras más de un año sin causar muertes. Entrada la noche los investigadores se decantaron por atribuir los asesinatos a una banda de delincuentes, posiblemente albanokosovar.

Los hechos se produjeron en el kilómetro 78 de la N-113 (Pamplona-Madrid). Los dos guardias fallecidos esperaban en su coche patrulla, un Renault Laguna, en el arcén para relevar a los dos compañeros que escoltaban un transporte pesado: las aspas de un molino de viento generador de energía eléctrica que viajaba de Soria a La Rioja.

INFRACCION DE TRAFICO A las seis de la tarde los guardias detectaron una infracción de tráfico de un todoterreno Suzuki de color verde. Tras intentar darle el alto, emprendieron su persecución hasta alcanzarlo en el kilómetro 78 de la N-113. Cuando se situaron en paralelo al coche recibieron las ráfagas de un subfusil. Uno de los agentes murió en el acto, y el otro, al intentar ser reanimado.

Los asesinos huyeron en su todoterreno en dirección a Pamplona y a las once de la noche no habían sido detenidos. Fuentes de la investigación aseguraron que los expertos de balística del instituto armado recogieron al menos 20 casquillos de bala en el lugar de los hechos. En primera instancia creyeron que el calibre era de 9 milímetros parabellum, que es el que utiliza generalmente ETA. Pero horas más tarde comprobaron que se trataba de un 45, normalmente usado en pistolas. Los investigadores se cercioraron entonces de que los homicidas habían usado un fusil de extraña procedencia --poco frecuente en Europa--, que nunca ha sido disparado por ETA.

BALAS DE LA MARCA GECO Un examen posterior desveló que la munición es de la marca Geco, de fabricación alemana, y escasamente usada en España por la banda terrorista, apuntaron fuentes de la investigación. Son balas "fáciles de conseguir" y con "alto poder destructivo", según las mismas fuentes, que añadieron que es la que usan las bandas de albanokosovares que actúan en esa comarca del sur de Navarra, donde controlan un buen número de negocios de prostitución.

Los cadáveres de los dos jóvenes agentes fueron trasladados anoche al Instituto de Medicina Legal de Pamplona para ser sometidos a la autopsia. La capilla ardiente se instalará hoy en el cuartel de Calahorra (La Rioja), donde ambos estaban destacados.

El suceso suscitó la condena de todas las fuerzas políticas y, mientras se creyó que era un atentado de ETA, a punto estuvo de interrumpir los actos de la campaña electoral, aunque al final no fue así.