Dos heridos por asta de toro, uno de ellos de extrema gravedad, pusieron punto final al parte médico de los encierros sanfermineros del 2003. Los toros de Torrestrella cumplieron con la etiqueta de peligrosidad adquirida durante 18 años de presencia en Pamplona. A ellos se debe la última muerte. Un torrestrella acabó en 1995 con la vida del norteamericano Mathew Peter Tassio.

Ayer, otro estadounidense, de Arkansas, se llevó también la peor parte. Robert Frederick Flurh, de 27 años, fue empitonado en el recto y el astado le perforó también la vejiga. Estuvo cinco horas en el quirófano y anoche seguía muy grave. El morlaco Pocobrío , un sardo de 550 kilos, que había quedado rezagado tras arrollar a otro mozo, se empeñó en buscar acomodo a su instinto y lo consiguió cuando Flurh resbaló y cayó ante él.

Antes, el valenciano José Lorente Garceda había recibido una cornada con dos trayectorias en la rodilla.