Los equipos de rescate hallaron ayer los cadáveres de dos de los cinco tripulantes de un pesquero cántabro naufragado frente a la costa vizcaína.

El barco, con base en Santoña, volcó posiblemente por un golpe de mar, aunque no se descartan otras posibilidades. Apenas hay esperanzas de encontrar con vida a los otros tres pescadores, aunque se dispuso durante todo el día un amplio dispositivo de búsqueda, con buques y helicópteros, que fue suspendido al anochecer y que está previsto que se reactive hoy.

Un tercer cuerpo fue avistado por los equipos de rescate en el puente del barco, pero no lograron acceder hasta la cabina por temor a que la embarcación se hundiera totalmente. Al pesquero, de 17 metros de eslora y 30 toneladas, se le colocaron unas boyas para que no se sumergiera totalmente, aunque quedó con la quilla hacia abajo.

Cuando se hundió, el Nuevo Pilín, botado en 2001, se encontraba a 10 millas de Punta Lucero, en Vizcaya. Retornaba de las costas francesas, donde había pescado 300 kilos de rape. Por causas sin confirmar, el barco naufragó de madrugada, aunque las condiciones metereológicos eran especialmente malas en el golfo de Vizcaya. A las cuatro y media de la madrugada, la Cofradía de Santoña perdió contacto con el barco y, dos horas más tarde, Salvamento Marítimo solicitó ayuda a la Ertzaintza después de que la radio baliza del Nuevo Pilín enviara una alarma.

Los equipos movilizados encontraron dos cuerpos a media mañana, que correspondían al motorista del barco, José Luis Fernández Santamaría, de 39 años, y a José Legaz Villajos, de 45, ambos vecinos de Santoña.