La directora del Instituto de la Mujer, Rosa Peris, sostiene que unos dos millones de mujeres son víctimas de la violencia doméstica en España de forma continua o esporádica, aunque únicamente unas 700.000 admiten que sufren maltrato.

Peris cree que, a pesar de la elaboración de nuevas leyes ideadas para combatir la violencia contra la mujer, la situación no va a cambiar de forma ostensible a corto plazo, sino que habrá que esperar a que la sensibilización social dé sus frutos y "eso no ocurre de la noche a la mañana".

ACTITUDES COMPLICES La batalla sólo comenzará a ganarse, afirma la presidenta del Instituto de la Mujer en unas declaraciones a la agencia Efe, cuando los agresores se sientan aislados y vean que "no tienen espacio, ni oxígeno para respirar, ni complicidades, ni risas en el bar o en el trabajo".

La sociedad también tiene que animar a las víctimas a sublevarse contra su sometimiento, argumenta. Las mujeres agredidas han de saber "que hay una salida y que las administraciones están para ayudarlas". Peris admite que ése es un camino plagado de dificultades porque hay mujeres que se sienten "anuladas" y "degradadas", no tienen independencia económica o creen que "el insulto, la vejación y la bofetada entran dentro de la lógica".

SIN DISTINCION DE CLASES La responsable del Instituto de la Mujer reiteró que el maltrato es una plaga que afecta a todas las capas sociales y a mujeres de diferente condición. Sin embargo, las víctimas que lo sufren se enfrentan al mismo perfil de agresor: "Un hombre que entiende que la mujer es una pertenencia propia y que por lo tanto en cualquier momento se siente con derecho a agredirla y someterla".

Peris considera que la violencia contra las mujeres es "la muestra más brutal" de la falta de igualdad real a pesar de los avances y de que "con las leyes que tenemos es imposible que nadie discrimine a una mujer".

Pero la realidad es más terca que la normativa y sigue alentado la desigualdad en diferentes ámbitos, como el laboral, donde las mujeres perciben por el mismo trabajo un salario que, de promedio, está un 30% por debajo del de los hombres.

Reducir la discriminación laboral es una de las prioridades del Instituto de la Mujer, asegura su directora.