Como si fueran su propia familia. No satisfecho con colaborar económicamente en la búsqueda de la pequeña Madeleine y de sufragar la batalla legal de sus padres, el magnate de la comunicación Richard Branson se ha tomado el caso como un asunto personal y ha empezado a despotricar públicamente contra la policía, la prensa y la justicia portuguesas. En declaraciones al The Observer Magazine , el dueño de la multinacional Virgin muestra su apoyo incondicional a Gerry y, sobre todo, a Kate --"jamás he dudado de su inocencia", dice--, y carga con dureza contra "las historias repletas de basura" filtradas a los diarios lusos por los investigadores. En cambio, en su opinión, "la prensa británica se ha portado notablemente bien". Su fortuna está valorada en 5.600 millones.

Al igual que tantos otros multimillonarios británicos --entre ellos, la autora de Harry Potter, J. K. Rowling--, Branson aportó un buen pellizco de los 3,8 millones de euros que lleva recaudados la campaña de búsqueda y difusión de la imagen de Maddie. Pero ahí no acabó su apoyo filantrópico a la causa: cuando los padres anunciaron que no tocarían ni una de aquellas libras para pagar a sus abogados, este empresario de 57 años no dudó en donarles otros 150.000 euros para contratar un buen equipo legal. "En Portugal, ellos no tenían un buen asesoramiento jurídico, solo tenían un abogado novato. Yo sabía que los abogados experimentados pensaban que se trataba de un asunto espantoso, así que conseguir a uno de estos letrados al lado de Kate y Gerry era muy importante", explica Branson en The Observer Magazine .

Su comportamiento es público y notorio. Los colores rojo y blanco de su compañía aeronáutica se pudieron ver, por ejemplo, en el avión que llevó a Gerry a Nueva York para reunirse con expertos en secuestros.