La semana pasada, cuando el padre Dan Scheidt estaba administrando el sacramento de la confesión en la iglesia católica de la Reina de la Paz en Mishawaka, en Indiana, se hizo la luz. No era un milagro de las alturas, sino de Steve Jobs.

El creyente que se sentó a confesarse llevaba en sus manos un iPhone, en el que por 1,59 euros se había descargado Confesión , una aplicación que el padre Scheidt ha ayudado a desarrollar a tres emprendedores de su estado y que, publicitada como "la ayuda perfecta para cada penitente", ha logrado situarse desde que se lanzó en diciembre entre las 50 aplicaciones más vendidas en iTunes.

En ese confesionario de Mishawaka, el creyente miraba de vez en cuando al aparato, donde la aplicación permite al usuario, con acceso protegido por contraseña, hacer examen de conciencia, estudiar una guía paso a paso del sacramento y repasar los 10 mandamientos y sus posibles violaciones (con sugerencias que varían si se es hombre o mujer, adolescente o adulto o sacerdote o laico). Se puede incluso añadir pecados no listados.

El desconcierto

Las miradas del penitente a la pantalla resultaron inicialmente desconcertantes para el padre Scheidt, pero, según le ha contado a The New York Times, descubrió que la aplicación ayudaba al católico a "concentrarse y recordar más pecados".

Confesión no es la primera aplicación de temática católica desarrollada para productos portátiles. Hay decenas, desde Universalis (que por 24,99 dólares permite acceder a oraciones, salmos y lecturas de la liturgia católica diaria), hasta iRosary o iPieta (esta última en español), pasando por gratuitas como el Calendario Católico .

Pero Confesión --inspirada en una misiva de Benedicto XVI de mayo del año pasado en la que instó al clero a buscar el alma de la tecnología y a ayudar a los fieles a encontrarse con Cristo en la red-- sí es la primera que ha recibido un imprimátur (una autorización de la Iglesia), que le dio el obispo Kevin Rhoades de la diocesis de Fort Wayne en Indiana.

Su éxito le ha granjeado atención mediática y esta a su vez ha puesto en alerta al Vaticano. Ayer, su portavoz, Federico Lombardi, recordó que el uso de la aplicación no sustituye al sacramento y que es "esencial entender que la penitencia requiere un diálogo personal entre el penitente y el confesor y una absolución del confesor que está presente".