Asaltar ciertos cielos "particulares", "pequeños y parciales", para que "ojalá" se arreglen los problemas en Educación, Sanidad o Justicia es lo que desea el escritor Eduardo Mendicutti (Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, 1948) del futuro político en España.

De esta forma se ha expresado en una entrevista concedida a EFE con motivo de la presentación de su novela "Furias divinas" en Zaragoza, una obra que retrata la situación política del país a través de las aventuras de un grupo de transformistas.

Personajes como la Canelita, la Divina o la Furiosa se convierten en paladines de la indignación en este relato donde confluyen la marginalidad, el humor, la parodia y la lucha social a lo largo de sus 180 páginas.

Así, Mendicutti ofrece una forma muy especial de mostrar un panorama político, "alborotado" a su juicio, y donde existe un escollo generacional difícil de abordar.

"Los menores de cuarenta años ven las cosas de otra manera y por tanto quieren solucionar las cosas de otra manera", valora el escritor, quien también considera que las personas de su generación se intentan "aferrar a aquello que da resultado".

De vuelta otra vez a las nubes, Mendicutti desconfía de la famosa metáfora celestial de Pablo Iglesias en un sentido global, ya que ese cielo, "como lo plantea Podemos", no es el que puede pensarse "a causa de las promesas electorales".

Encuentra en el líder de esta formación política ciertos claroscuros, ya que, en su opinión, ha hecho algo "fundamental", que es "encauzar a la gente que estaba furiosa" con la política y que estaba "encajonada", además de "poner las pilas" a los otros partidos.

Sin embargo, por otro lado, observa en Iglesias cierto parecido con "los líderes estudiantiles" de la época de su juventud, que decían "las mismas cosas que dicen ahora", en alusión a Podemos, y que él "probablemente decía en ese momento", un hecho que, según apunta, le produce "tener la sensación de pisar en falso" con ellos.

El cielo de Podemos, para este autor, es "raro" a causa de la transversalidad, un concepto que le pone "muy nervioso" y que tacha de populista, ya que es pedir "a todo el que esté indignado que se incorpore a su proyecto".

"El que está indignado de izquierdas no es igual al que está indignado de derechas, y las soluciones que piden los de izquierdas no son las mismas que las que piden los de derechas", afirma, por lo que le resulta "descarado" que aseguren que vayan "a resolver los problemas a todos".

Promesas de unos políticos que, como los personajes de su libro, se travisten "descaradamente", que lo hacen para quedar "estupendos" y "prometer todo lo que haya que prometer" pero que, a la hora de la verdad, se quitan el "disfraz electoralista".

Sin embargo, no es solo la clase política la que se transforma de forma constante, sino que, según el escritor, "todos lo hacemos" al intentar, en ocasiones, "dar una apariencia de lo que no somos".

Una sociedad, la española, que ha tenido avances "estupendos y que ha avanzado "enormemente" pero donde "la legislación ha ido por delante de la sociedad" y, por ello, "cada vez hay más agresiones homófobas, más marginación encubierta y cada vez hay más gente que se olvida de lo políticamente correcto y le sale la verdad".

Al respecto, precisa que defiende lo políticamente correcto "hasta ciertos límites", porque es "una forma de facilitar la convivencia" pero que puede ser malo "si desenfoca la realidad y te hace olvidarla"; por ello, en el caso de España, considera que hay un "desajuste" entre lo legal y lo social "que se tiene que ir ajustando".

Mendicutti recuerda que terminó de escribir "Furias divinas" en octubre del año pasado, por lo que tiene mucho de "mirada preelectoral", y pensaba que a estas alturas las cosas se iban "a arreglar" en la política española.

Aunque no acertó en vaticinar la solución electoral, casualidades del destino, sí lo hizo con la coalición de Izquierda Unida y Podemos, que en la novela aparece representado con la alianza entre la Furiosa y la Canelita "para asaltar el cielo".