Es tozuda como nadie y atrevida como pocas. Por eso empezará por lo que hace tiempo que se le atraganta, una cumbre que le ha impedido el paso en cuatro ocasiones en su objetivo de convertirse en la primera alpinista que corona los 14 ochomiles de la Tierra. Doce de ellos adornan ya el palmarés de Edurne Pasaban, a la espera del imprevisible Shisha Pangma (8.027 metros, China) y del temido Annapurna (8.091 m., Nepal). La alpinista de Tolosa, de 37 años, partió el jueves con todo su equipo hacia el Himalaya, la majestuosa cordillera cuyo trono aguarda a la reina que lo quiera ocupar; aunque ha tenido que cambiar sus planes, pues primero deberá intentarlo con el Annnapurna y dejar para abril el Shisha Pangma, pues el gobierno chino le ha denegado los permisos.

No estará sola Edurne en esta doble expedición. Además de su inseparable cocodrilo de bolsillo, un amuleto imprescindible para la montañera en sus ascensiones, y de las estampitas de su abuela para las que siempre hay un hueco en la mochila, la alpinista vasca irá acompañada de su equipo habitual: su primo Asier Izaguirre, quien le enseñó a escalar en roca y con quien ha ascendido cuatro ochomiles; Ferran Latorre, uno de los mejores cámaras de altura del mundo y que salvó la vida a Juanito Oiarzabal en el K2 en el 2004; y Alex Chicón, tan conocido por su pasión por la montaña como por su habilidad como aizkolari (cortador de troncos).

El Shisha Pangma es el segundo desafio que aguarda a la expedición, una cumbre que no tiene excesiva dificultad técnica pero que se sigue resistiendo a la guipuzcoana. "Es una montaña que he intentado escalar en cuatro ocasiones. No sé si tiene algo conmigo. Esta vez vamos por la cara norte y por una ruta diferente a la que planteamos inicialmente porque han surgido complicaciones en una arista, pero voy con las cosas claras", explica Edurne, que no quiere obsesionarse con el reto de las 14 cumbres. "Me niego a hacer una carrera de esta cuestión. Tengo claro que no pienso jugarme la vida. Prefiero ser la segunda, la tercera o la cuarta, pero volver con vida para explicarlo".

No tiene la misma opinión la surcoreana Oh Eun-Sun, a la que solo le queda el Annapurna y cuya obsesión por ser la primera ya es una cuestión de Estado en su país. "Son de una cultura muy diferente a la nuestra, se lo toman más como algo militar. Yo disfruto de la montaña y sobre todo de mis amigos. Ella, sin embargo, va sola con sherpas. Creo que si lo que más te importa en la vida es subir a los 14 ochomiles, no compartirlo con nadie es muy triste", reflexiona Pasaban sobre su colega, quien entre el 2008 y el 2009 conquistó nada menos que 8 de los 14 gigantes del Himalaya, en una enloquecida contrarreloj en la que encontró la muerte su compatriota Go Mi-Sun, quien falleció el pasado verano cuando descendía del Nanga Parbat, su 11º ochomil. También la austriaca Gerlinde Kaltenbrunner, a la que le faltan el Everest y el K2, pugna por ser la primera en esa carrera de altura. Edurne, la única alpinista viva que ha pisado la cumbre del K2. "El Annapurna es una montaña a la que le tengo miedo por lo peligrosa que es, ya que se producen muchas avalanchas. Si no estuviera acabando el proyecto de los 14 ochomiles, probablemente no iría", confiesa.

El reto de Pasaban empezó en el 2001 en el Everest, y allí volverá para cerrar su ciclo personal. "Quiero subirlo sin oxígeno".