Pocas veces se escuchan mensajes tan alarmantes como el que lanzó ayer el Servicio Nacional Meteorológico de Estados Unidos a los residentes de las áreas costeras del estado de Tejas donde esta madrugada se esperaba que tocara tierra el huracán Ike . "Quienes vivan en casas unifamiliares de uno o dos pisos y no sigan las órdenes de evacuación pueden enfrentarse a la muerte segura", advertía el organismo a la población de Galveston, alertando sobre una potencial crecida de las aguas de entre seis y siete metros y medio.

Ya durante la jornada de ayer en esa isla, la principal localidad en la franja costera en estado de máxima alerta, las olas azuzadas por el amenazante huracán de categoría 2 empezaron a dejar pequeño el muro que separa las aguas del golfo de la ciudad. Por la mañana, cuando el ojo del Ike estaba aún a más de 320 kilómetros, algunas de las calles más cercanas al sobrepasado muro ya estaban inundadas. Y se auguraba que, cuando tocara tierra, lo haría ya convertido en categoría 3 (de una escala de máximo 5).

Pese a la orden de evacuación obligatoria, cerca del 25% de la población, 58.000 personas, decidió quedarse en Galveston. Entre las zonas en peligro estaba Houston donde se esperaban vientos de hasta 185 kilómetros por hora cuando el huracán tocara tierra.